En torno a un 18,5% de los pontevedreses usa alguna vez la bicicleta y alrededor de un 5,2% la utiliza de forma regular y a diario, según datos del Barómetro de la Bicicleta que recuerda la Asociación Pedaladas, que celebró ayer su marcha anual, en la que participaron cientos de ciclistas, buena parte de ellos padres con niños pequeños. Equipados con sus casos y, en casos, rodilleras y ruedines, pedalearon los 6 kilómetros del cómodo paseo, que arrancó de la avenida de Montero Ríos.

Fue una demostración de la implantación de las dos ruedas como transporte en Pontevedra. Quique Fernández, de Pedaladas, explica que "el crecimiento del interés por la bici en esta ciudad en estos últimos años es un hecho, solo hay que comprobar la gran cantidad de bicicletas que existen a día de hoy y que no había hace unos años; es además una tendencia europea, de modo que lo más normal es que todas las ciudades tengan una parte de su movilidad ligada a la bici".

Por lo que respecta a la marcha de ayer, señala que "siempre es una actividad familiar y popular y lo que buscamos es hacer promoción del ocio para la gente y motivar a los pontevedreses a que usen la bicicleta en sus desplazamientos del día a día: ir a hacer recados, al colegio o a sus centros de trabajo".

En el recorrido de ayer, a cuyo éxito también contribuyó el buen tiempo, participaron bicis convencionales y otras reclinadas o adaptadas para personas con movilidad reducida, en una gran fiesta colectiva que reivindicó el transporte de las dos ruedas.

A fin de facilitar que cualquier familia con niños pequeños que aún utilicen ruedines o ciclistas con diversidad física pudiesen participar en la marcha, la organización adaptó otro recorrido más acortado, de 2,7 kilómetros. "Queremos que la actividad sea lo más inclusiva posible y que todos participemos", señala la organización, cuyas marchas, iniciadas en 2001, ya son una cita consolidada en el calendario anual.

Los participantes también reclamaron la ampliación de los carriles-bici, por los que discurrió una parte de la marcha, que además buscaba que los ciclistas, especialmente los niños, ganen progresivamente experiencia en la circulación por la calzada.

Colaboró el programa Rodando, un plan de ciclismo inclusivo en el que voluntarios sin diversidad física, psíquica o funcional ayudan a otro tipo de personas que sí las tienen a utilizar la bicicleta. Estas actividades se realizan habitualmente en el parque de Campolongo y su objetivo es facilitar que todos, independientemente de sus posibles limitaciones, puedan disfrutar de este tipo de ocio.

Los ciclistas pudieron reponer fuerzas con un saludable avituallamiento a su regreso a la avenida de Montero Ríos. Pedaladas aprovechó de nuevo la oportunidad para recomendar a las familias a que se animen a optar por esta alternativa, empezando por "acudir a lugares sin tráfico como pueden ser las zonas peatonales de Pontevedra o los parques, que practiquen un poco y recuerden la normativa, la bicicleta es un vehículo y tiene que cumplir las mismas normas que los demás y puede acceder a cualquier vía, no hay lugar a día de hoy en esta ciudad donde no puedas llegar en una bici".

La asociación de promoción de las dos ruedas recuerda que la bici es una forma muy barata de lograr movilidad y da gran autonomía a los más pequeños. Señalan en este punto que "hay que pensar que para un niño de corta edad le cuesta mucho hacer dos o tres kilómetros a pie, sin embargo en una bici le resulta un paseo, de hecho hoy esta pedalada son 6 kilómetros y para ellos resulta un cómodo paseo", indica Quique Fernández.

Éste también incide en que la bici "es un vehículo inclusivo, no solo puede llevarla una persona que tiene una licencia de conducir sino cualquier ciudadano".