A finales del pasado 2017, Kike Dios, Laura López y Jacob Frost fueron tres de los 14 alumnos españoles elegidos para participar en un proyecto piloto de la agencia americana. "Teníamos que diseñar un plan para viajar a Marte por equipos. Es como una puesta en escena en la que tú aplicas tus conocimientos y lo que te enseñan ahí", explica Frost, nacido en Cardiff pero criado en Ribadumia.

Los tres alumnos del Bachillerato Internacional en Poio fueron elegidos porque la NASA ofreció al SEK la oportunidad de participar y todos cumplían con creces los requisitos. Dios y Frost son brillantes en Física y Química y ya tenían experiencia con otros proyectos de investigación. López siempre destacó en Biología y Química, como demuestra su inminente presencia en el Galiciencia con un proyecto sobre el punto ciego del ojo.

"Cuando te pones a trabajar en un proyecto tan complejo, te das cuenta de que en la NASA son necesarias todas las disciplinas", señala Laura.

Los tres pontevedreses fueron separados. Cada uno en un equipo diferente, aunque siempre con otros españoles. "Cada uno tenía un rol. Jacob se dedicó más a la comunicación en inglés y a gestionar al resto del grupo. En su equipo, Laura era la encargada de aportar conocimientos más relacionados con la biología. Y yo me centré en el tema de la robótica", apunta Dios.

El plan de trabajo consistía en ejecutar pequeños subproyectos guiados por los ingenieros de la NASA para que, al final, cada grupo gestionase su propio dinero (seis billones de dólares), tiempo y recursos para completar un viaje a Marte. Pero no solo se trataba de llegar, sino de establecer un plan añadido: lograr los parámetros para permanecer en el planeta rojo durante 500 días. Te das cuenta de la enorme responsabilidad que tienen en la NASA los ingenieros y administrativos para que no falle nada. Son unos presupuestos inmensos", matiza Kike.

"Mezclamos todas las disciplinas. Se trataba de learn by doing (aprender haciendo). Entonces teníamos que comunicarnos mucho entre todos los miembros del equipo", añade Laura.

De este modo, tras construir su propio cohete en miniatura y hacerlo despegar de verdad o calcular las condiciones para permanecer en Marte, al estilo de la película "The Martian", el equipo de Jacob resultó ganador. Pero no le fueron mal las cosas tampoco a Kike y Laura. El chico fue segundo y ella, cuarta. "El año anterior, las delegaciones españolas no habían logrado resultados tan buenos", explican con orgullo.

Más experiencias

Sin embargo, más allá del proyecto con cierto matiz competitivo, los tres alumnos del SEK pudieron disfrutar de otras muchas experiencias en la NASA. "Estábamos en una sala apartada en la zona de turistas. Teníamos acceso a todas las exposiciones. Pero además, pudimos ver el laboratorio del Saturno V, la piscina donde se entrenan los astronautas, que dentro tiene una recreación del sistema espacial internacional o el centro de control original de la Misión Internacional", exponen los jóvenes de apenas 17 años.

También estuvieron entre sus planes las visitas a otras partes de la instalación ("es como una ciudad, con sus carreteras, sus zonas verdes y sus animales") y a ciudades como San Antonio o Galveston, pero sobre todo destacaron las charlas con trabajadores de la NASA de todo tipo. "A mí me quedó marcado un encuentro con el astronauta Bryan Duffy. Es muy humilde y ve su trabajo como uno más. Un ejemplo a seguir", reconoce Kike.

Tras esta gran experiencia, ahora los tres alumnos del SEK de Poio se centran en seguir formándose, aunque ponen sus miras altas. Volver a la NASA como trabajadores de verdad sería "un sueño" para todos. Pero antes, tendrán que acabar el Bachillerato y elegir una carrera. Por lo menos, su viaje a Estados Unidos les ha valido para reafirmarse en sus ideas. "Siempre me gustó la astronomía. Poder estar en la NASA fue un sueño hecho realidad porque vi en directo lo que antes sólo podía en fotos y documentales. Me gustaría perseguir una carrera relacionada con ese mundo", dice Jacob. Mientras, Laura tiene cada vez más claro que la investigación en Biología es lo suyo. Por último, a Kike su experiencia americana le ha hecho vincular casi definitivamente su futuro a una ingeniería, probablemente la aeroespacial. Esos serán sus primeros pasos antes de, quién sabe si poder llegar a Marte de verdad algún día en un viaje que habrá tenido su origen en Poio.