Hace un año su vida se truncó con el naufragio en el que falleció el padre de familia, Jesús Ligero, aunque uno de los hijos, Adrián, puso ser rescatado. Son una "piña", como ellos mismos se definen. Y se han unido más para salir adelante tras un suceso trágico que marcó de por vida Poio y Campelo, pero sobre todo a tres familias. Entre ellas, la Ligero.

Felicidad, matriarca mariscadora en otros tiempos, ahora es quien más esfuerzos tiene que hacer para seguir. Desde la ventana de su casa se ve, de fondo, la ría. Esa que no ha podido volver a pisar desde aquel final de abril del pasado año.

"Los médicos le dicen que no está para volver a trabajar", explica su hijo mediano, Gabriel, que ejerce de cabeza de familia desde la desaparición de su padre. Esa situación hace que a día de hoy, con una hipoteca a cuestas, Felicidad y su hijo menor, Jesús, tengan que pedir ayuda al resto de la familia. "No es agradable tener que depender de otros, pero es lo que hay. Por suerte, tengo hermanos, cuñados y padres que me han ayudado desde el principio. No quiero depender, pero sin poder trabajar... es lo que hay de momento", comenta Felicidad.

La familia recuerda aquellos momentos duros tras conocerse la tragedia. Fueron muchos los políticos que acudieron a "hacerse la foto". "Nos dieron pésames, nos dijeron que estaban para lo que necesitásemos... Pero de eso no ha quedado nada. No nos han ayudado", explican los Ligero, que aguardaban, al menos, una mano que les guiase para solicitar ayudas o poder conseguir dinero mientras los porqués del naufragio del Nuevo Marcos no se dirimen.

"Obviamente mi padre nunca va a volver y no vamos a poder asumir nunca su pérdida. Pero mi familia ha perdido un sustento muy importante. Y yo no voy a dejar de luchar hasta que mi madre pueda vivir económicamente tranquila y se centre exclusivamente en aprender a convivir sin mi padre. Duele mucho haberlo perdido, pero todavía duele más cuando tienes que estar pendiente de muchas otras historias", comenta Gabriel.

Jesús, el pequeño de la familia, añade que lo único que buscan son "respuestas". "Queremos saber qué pasó y que se haga responsable quien tenga que hacerse", expresa. "No buscamos culpables, porque sabemos que fue accidente. Simplemente queremos que cada quien asuma su responsabilidad", completa Felicidad.

Los Ligero explican que dos familiares del patrón del Nuevo Marcos acudieron unas semanas después de lo sucedido a hablar con ellos a su casa. "Dijeron que no nos preocupásemos, que si tenían alguna novedad nos avisarían. Pero también comentaron que ellos no sabían nada acerca de lo sucedido ni de las condiciones del barco", apostillan.

Desde entonces, ha pasado casi un año y según Gabriel, "se han dedicado a echar balones fuera". "Los familiares tienen que saber en qué situación tenía la empresa el barco. Pero nosotros no conocemos nada. Todo es oscurantismo", señalan, antes de recalcar que esa falta de comunicación les hace ser todavía más escépticos.

Mientras, aguardan por el informe del Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos, que podría tardar meses todavía. "No entendemos cómo en un caso tan importante, con muertes y gente con dependencia económica, no lo aceleran algo más", lamentan antes de resignarse a un futuro poco esperanzador, ya que el caso "podría tardar años en resolverse". Aunque tienen claro que formando una piña entre todos, "saldrán adelante".