Raquel Navas, asesora pedagógica de la Unidad de Intervención Pedagógica de la Dirección General de Tráfico en Madrid, fueuna de las participantes en este foro organizado por la Diputación. Navas destacó en su exposición que el modelo de ciudad diseñado por Pontevedra y la implementación del mismo con los caminos escolares "es un ejemplo, un marco de referencia que ha cruzado fronteras". La pedagoga insiste en que tampoco se pueden buscar excusas en la dispersión o en la climatología gallega para evitar la puesta en marcha de los caminos escolares y señala su completa validez y viabilidad en otros entornos que no sean el urbano. "Lo que se pretende es fomentar la autonomía de los niños y lo mismo que se hace por los escolares a nivel urbano se puede hacer en el rural", explica, "las medidas, las estrategias, las necesidades en ese contexto son las que se tienen que poner en juego" en el ámbito rural, "todo lo que sea mejorable para que el niño vaya caminando al colegio".

Navas apuesta por "establecer las estrategias necesarias y, por supuesto, también por la mejora de las infraestructuras, para lograr el convencimiento de los padres y madres y la confianza de que los niños pueden ir solo al colegio a partir de determinadas edades, eliminando esos miedos".

"A partir de los 8 o 9 años los niños pueden ir solos al colegio porque tienen todas las capacidades en desarrollo y les permiten completar esa autonomía", explica. Esas herramientas para ganar la confianza de las familias son, por ejemplo, "sistemas de acompañamiento" iniciales que "luego se irían desvaneciendo", tal y como ocurrió, por ejemplo, en Pontevedra en donde tras un primer momento con monitores en los cruces, luego se retiraron para que los niños continuasen caminando solos.

"Los caminos escolares tienen un segundo beneficio", explicó la pedagoga de la DGT, que es descongestionar los lugares de salida de los colegios, evitando dobles y triples filas.