La psicóloga y terapeuta Belén Colomina ofrecerá mañana (20 horas) en Afundación en Pontevedra la ponencia "Mindfulness para familias. Educar para ser feliz", en la que hablará sobre temas relacionados con la familia como grupo social primario, uno de los sistemas donde se gesta la educación de los jóvenes.

-¿Qué es el mindfulness?

-Es una cualidad, habilidad, del ser humano, para poder estar en el momento presente sin juicios y con una actitud amable hacia nosotros mismos y los demás. Es lo que más nos cuesta, porque la cabeza se nos va hacia el futuro o el pasado y se deja arrastrar por pensamientos, preocupaciones, torbellinos emocionales como pueden ser la ira, la agresividad o la tristeza... El regreso al presente da libertad de elegir dónde depositar la atención y nos posibilita cómo vivir cada una de las cosas que me ocurren.

-La filosofía del "carpe diem"...

-Sí, de estar en lo que estamos.

-¿Por qué tendemos a irnos tan fácilmente al pasado y a anticiparnos al futuro?

-En realidad, nuestra mente está preparada para eso. Es como una fábrica continua de pensamientos. Es la propia velocidad del estrés y de las adversidades la que nos hace apartarnos o construir toda esa área de pensamientos que nos alejan del presente. Como niños, estamos más cercanos a una experiencia presente, pero con las adversidades empezamos a construir pensamientos que nos atrapan. Es como dar alimento a esto. Es como un monstruo que nos atrapa. Pero también podemos entrenar, cultivar, a regresar al momento presente. De ahí el nombre: mindfluness.

-¿De qué manera podemos llevar a cabo ese entrenamiento?

-Tenemos un arma poderosa que es un anclaje al momento presente: nuestra respiración consciente. Para entrenarlo con los niños, por ejemplo, se utiliza el juego de los piratas vencedores, porque el pirata tira el ancla y aunque venga una tormenta siempre permanece estable. Esta sería una idea parecida, la de podernos anclar al momento presente. Esto no significa no ocuparnos con lo que ocurre, sino ser más eficaces con lo que realmente ocurre. Muchas veces el estrés no nos deja ser objetivos ni planificar optando por la mejor opción, sino todo lo contrario, nos mete en más líos. Cultivar una actitud de atención plena, calma, de encontrar un equilibrio mental emocional me estabiliza.

-¿Cómo se aplica al ámbito familiar?

-Es descubrir un lugar dentro de nosotros, nuestro refugio interno, con lo que nos vamos a encontrar siempre. Hacerlo en familia es uno de los mejores lugares. Ahora las familias están muy estresadas, la sociedad ha cambiado y vamos a una velocidad muy rápida y con muchas exigencias. Eso también se puede ver dentro de casa. Es importante que los padres recuperen la presencia plena. En definitiva, los niños no quieren padres perfectos, pero sí que necesitan padres presentes. Es el mejor y el mayor ingrediente que un niño va a necesitar para poder crecer y desarrollarse emocionalmente sano, para aprender a regular. Yo no te puedo pedir aquello que yo no te he dado. Tenemos que empezar por nosotros mismos para poder enseñarlo. Sobre todo porque ahora las nuevas tecnologías y la velocidad de la información lleva a una dispersión mental y a una distracción de la hacia fuera y no les facilita la construcción interna de recursos para ser creativos, tener paciencia, perseverantes en las metas... La vida no es tan divertida como en el mundo virtual.

-¿Todo eso se logra desde el mindfulness?

-El mindfulness consigue una base desde la que poder construir.