Juan Franco hace el Camino de Santiago por cuarta vez. Las tres anteriores completó la Vía de la Plata, el Camino del Norte y el Francés. Ayer disfrutaba del casco histórico de Pontevedra antes de dirigirse al Albergue Virgen Peregrina, en la calle Otero Pedraio, en las inmediaciones de la estación de tren.

En su caso, en las cuatro ocasiones ha hecho la ruta hasta la capital gallega como experiencia de vida, pero también para cumplir alguna promesa a Santiago Apóstol. Tiene 56 años, es natural de Sevilla y lleva 20 días caminando desde la ciudad de Porto.

"Esta última ha sido una promesa por un amigo, que tuvo un accidente. Como todo acabó bien, decidí hacer el Camino de nuevo, al y como había prometido. Si se sigue recuperando como hasta ahora, el año que viene podremos hacerlo juntos", desea.

Para el sevillano, la ruta portuguesa hacia Santiago es una de las más bellas. "Portugal es muy bonita y lo que he visto de Galicia hasta ahora también. Merece mucho la pena", reconoce.

En su opinión, el Camino más duro es el del Norte. "Es el más difícil". Asimismo, no recomienda hacer la Vía de la Plata durante el verano, "ya que apenas cuenta con sombra". "En este caso, la primavera y el otoño son las mejores épocas. El verano es mortal", dice el sevillano de pura cepa.

Por motivos económicos, pero también por razones experienciales, Juan Franco opta siempre por alojarse en el albergue de peregrinos. "Lo único que tienes que hacer es organizarte y estar pendiente de la hora. En el de Pontevedra, por ejemplo, al que voy ahora, la hora de apertura es la una de la tarde", informa.

Una familia gallega

En el Camino de Santiago también se puede ver a numerosos gallegos. Muchos de ellos eligen la ruta portuguesa por proximidad y comodidad, especialmente cuando viajan con niños. La familia Barcia-Rodríguez es uno de estos grupos. Formada por los padres, José Luis y Marta, su hija Enma y el abuelo, Enrique Rodríguez.

Esta es la segunda etapa de su ruta hasta Compostela, ya que el pasado fin de semana hicieron una primera entre la localidad portuguesa de Valença do Minho y Arcade. Ayer mismo salieron de nuevo desde la tierra de las ostras y a mediodía ya estaban en Pontevedra. De ahí, hasta que el cuerpo aguante.

En el caso de Enrique Rodríguez es ya la tercera vez que hace el Camino, puesto que en dos ocasiones anteriores lo hizo en bicicleta, tanto el Francés como el Portugués.

La familia considera que lo más duro del camino es la lluvia, especialmente estos días, "aunque como gallegos ya estamos acostumbrados a ella", bromean.

El hecho de viajar con la menor, de 9 años, les lleva a alojarse en hostales y hoteles, para mayor comodidad y un buen descanso.

Son conscientes de que la pequeña puede llegar a cansarse más, así que tienen presente en todo momento la opción de tener que abandonar y terminar en otra etapa y fecha. Mientras tanto, disfrutan y siguen deseando "Bo Camiño!".