Conocer a gente nueva con la que se va a forjar una amistad para el resto de la vida es una de las cuestiones que más destacan los peregrinos. No todos hacen el Camino de Santiago en compañía, pero lo raro será que uno de los caminantes se llegue a sentir solo entre tantas personas deseosas de socializar y ampliar sus experiencias vitales y conocimientos.

Anne Meier y Stefanie Sagolla son alemanas. Es la primera vez que hacen la ruta a Santiago de Compostela y, pese a que se las vez en muy buena sintonía caminando, confiesan que hace unos días que se conocieron.

"Hemos decidido hacer el Camino Portugués porque es el más corto y porque no necesita tantos días, ya que no disponemos de muchos más", asegura Anne Meier.

En su caso, han optado por la variante de la costa, ya que han leído que es una de las más interesantes y hermosas.

Comenzaron a caminar el miércoles pasado y fue en la localidad portuguesa de Rates en la que iniciaron su amistad.

Los motivos que les han llevado a hacer el Camino no son religiosos sino experienciales. "Creemos que es una buena experiencia y que es una forma de aprender a vivir con minimalismo, con las cosas materiales justas; no necesitamos tanto como lo que usamos a diario o tenemos en casa", consideran.

De Italia y Letonia

Daria Faeti es italiana y Vage Bagumjans nació en Letonia. Se conocieron en Londres y decidieron hacer el Camino de Santiago.

Ella ya lo había hecho anteriormente, aunque la ruta francesa, desde Ponferrada.

"Tanto esa ruta como la portuguesa son muy bonitas. Lo que más me gustan son los paisajes. Ahora comenzamos desde Porto hace seis días y nos está gustando mucho. Tanto la parte portuguesa como la gallega son hermosas", reconoce la peregrina italiana.

Lo que se les está haciendo más duro ahora es la lluvia. Llevan varios días caminando con ella y confiesan que llega a hacerse incómoda. "También algunos puntos concretos, como las cuestas en las colinas", señala, por su parte el joven letón.

"Nosotros nos alojamos en albergue porque es una forma de conocer a más gente", dice la pareja de amigos.

No hay ningún fin religioso en su caminar hacia Compostela, sino simple y llanamente un objetivo de experiencia, para conocer gente, paisajes, culturas y costumbres diferentes a las de sus países de origen. También es una forma de dejar atrás el ajetreo y el estrés de la ciudad en la que viven actualmente, una de las más pobladas de Europa.

Según la Oficina del Peregrino en Santiago de Compostela, el 47 de los caminantes se deciden a hacer la ruta hasta la capital gallega por motivos religiosos y culturales, frente a un 9 por ciento que solo lo hacen coo una experiencia vital.

Cuando Daria y Vage ven el puente de O Burgo por primera vez se quedan impresionados. Admiran las conchas de vieira entres sus arcos y agradecen que en ese momento la lluvia les haya dado una tregua para poder cruzarlo.