Acabo de enterarme de la muerte de Juan Juega. Aparte del desgarro que su fallecimiento producirá en amigos y familiares, me corresponde a mí, como historiador, dejar constancia de que la ciudad pierde uno de sus cronistas más documentados. Aunque era de la siguiente generación (le llevo veinte años) compartimos seminario de historia en el Instituto A Xunqueira I, y muchas horas, con el consabido descanso para el café, en el que siempre nos quejábamos de lo mucho que buscábamos y lo poco que encontrábamos, en el Archivo Histórico Provincial y en el Museo de Pontevedra.

Incluso competimos en aquel concurso municipal para la toponimia histórica de nuestras calles, plazas y espacios públicos, que terminó ganando el equipo que él dirigía, lo que no impidió que siguiéramos compartiendo hallazgos documentales: Él me pasó múltiples escrituras de fundación de "Cercos" y yo algún interesante documento perdido entre los miles de protocolos, como la "Sisa" del Emperador (1537) para la construcción de la traída de aguas de San Mauro y la Fuente de la Ferrería.

La historia de la ciudad se enriqueció con sus numerosas aportaciones, fueran estas de cierta entidad, como aquella temprana publicación: Pontevedra, planteamiento histórico-urbanístico, (Diputación Provincial 1988),o la Historia de Pontevedra (Vía Láctea 1996), o aparentemente menores, pero no por ello menos interesantes, como la extraordinaria monografía : Los Dinís, un linaje judeoconverso en la Pontevedra de los siglos XVI y XVII (Edicións do Castro 2004); Pontevedra, ciudad amurallada; Pontevedra, centro histórico; o La flota de Nueva España en Vigo-1702 (2001), por citar las más importantes.

El colofón de su obra de historiador ha sido su Tesis Doctoral, editada por la Deputación de Pontevedra, El comercio marítimo de Galicia. 1525-1640, que venía a complementar para los tiempos modernos el libro de Elisa Ferreira: Galicia en el comercio marítimo medieval (1988).

La Tesis, es el más minucioso registro documental del cambio de tendencia que se produce en la actividad económica gallega, sobre todo del tráfico mercantil, en el siglo largo que abarca su ámbito de estudio. Desde la atalaya urbana, la más importante para mí, es la precisa constatación de la crisis y decadencia del siglo XVII, después del esplendor del siglo XVI, que sigue reflejando nítidamente la basílica de Santa María.

No es el momento para analizar las causas de la crisis de finales del quinientos: desaparición de los cercos, subida del precio de la sal, aumento espectacular de la fiscalidad?, crisis que desembocaría, con la independencia portuguesa en una decadencia generalizada, que los escribanos públicos no cesarán de ponderar con la vana esperanza de que la fiscalidad se ajustara a la nueva realidad económica.

Cuando presentaste la Tesis en el Museo, ya muy enfermo, me acerqué a saludarte , a felicitarte, y a agradecerte, en nombre de la ciudad tu trabajo de investigación. No sé cómo reaccionarán los lectores, el libro es para iniciados, pero los investigadores nos estamos frotando las manos.

-Vas a tener más citas que lectores- le dije medio en broma. Se sonrió satisfecho. No era para menos. Una Tesis como esta es el mejor colofón que cualquier historiador pudiera desear. Espero que los dioses sepan premiar tu esfuerzo y tu tenacidad. Hasta siempre.

* Historiador