La fábrica de Ence en Lourizán es desde ayer un hervidero. Un ir y venir de operarios que realizan numerosas labores de mejoras tanto de eficiencia como medioambientales. Es habitual que, por estas fechas, el complejo fabril de Lourizán detenga su producción de celulosa en la parada anual que tradicionalmente supone una puesta a punto de la fábrica pontevedresa. No obstante, este año la parada técnica no se limita a un paso por "boxes" de las instalaciones. Durante diez días se realizarán labores que permitirán a la fábrica aumentar su producción en 30.000 toneladas más de pasta de papel al año y se sentarán los cimientos para que en la parada de marzo de 2019, esta capacidad de producción de la factoría se incremente en otras 40.000 toneladas más.

El Grupo Ence avanza así en su objetivo de aumentar la capacidad de sus dos plantas de pasta de papel (70.000 en Pontevedra y 80.000 en la asturiana de Navia) en 140.000 toneladas en dos años. Acutalmente, la capacidad de producción de la fábrica de Lourizán está en las 465.000 toneladas, aunque el pasado ejercicio no llegó al máximo de su capacidad con una producción de 434.000 toneladas, un 2,9% más que en 2016, según recoge la empresa en su balance de actividad del cuarto trimestre del año.

Esta es la principal mejora que conllevará la fuerte inversión de Ence en su fábrica durante la parada técnica que se inició ayer. Destinarán un total de 8 millones de euros a las actuaciones previstas durante estos diez días de intenso trabajo. La actividad se intensificará hoy después de una primera jornada que se dedica en gran parte a parar máquinas, dado que un complejo industrial del tamaño del de Ence en Lourizán no se detiene apretando un botón.

8 millones de inversión

A partir de ahí comienzan las labores de mejora. Ence destaca que de los 8 millones de inversión, más de la mitad (4,3 millones) tienen como finalidad seguir mejorando los parámetros ambientales de la fábrica. Los otros 3,7 se destinan a mejoras en la eficiencia de la fábrica que "permitirán a la planta de Ence en Lourizán reforzar la competitividad de la celulosa gallega en los mercados internacionales".

Dentro de las mejoras ambientales la empresa destaca la mejora de la eficiencia de la caldera de recuperación y la mejora de las torres de refrigeración, lo que supondrá una disminución de la temperatura del efluente que se traduce,a su vez, en una disminución de las emisiones olorosas.

Desde Ence subrayan que viene avanzando en los últimos años en el Proyecto Olor Cero gracias a las inversiones realizadas ya en el ejercicio anterior, en donde se implementaron mejoras en los digestores y calderas "que permitieron elevar la calidad de la condensación y el control de gases". Recuerdan que, según sus cálculos, "las emisiones olorosas durante 2017 se rebajaron un 25% respecto al año anterior, logrando que el impacto oloroso se redujese a menos de un minuto diario de media" . Afirman que la empresa "seguirá trabajando para llegar a la total erradicación" de la emisión de olores.