El caso Sonia Iglesias vuelve a estar judicialmente abierto. De hecho lo está desde antes del verano pasado cuando, según indican fuentes conocedoras del caso, la Policía Nacional comenzó a explorar una nueva línea de investigación que ayer llevaba a realizar el registro durante doce horas (salvo una pausa para comer) de una vivienda ubicada al lado de la capilla de San Mauro, propiedad de la familia del que era su compañero sentimental en el momento de su desaparición (y que fue el único imputado en la causa hasta su archivo), Julio Araújo.

Una actuación policial en la que el principal objetivo era localizar el cadáver de Sonia Iglesias, para lo cual, los agentes no escatimaron en medios y protagonizaron un llamativo despliegue en torno a la vivienda y su finca, en un registro que acabó sin frutos, al menos en lo que respecta a la aparición del cadáver. Sí se pudo ver como los policías se llevaban varias bolsas y cajas de la vivienda.

Una treintena de agentes entre los efectivos de la Brigada Provincial y la Brigada Central de la Policía Científica, policías de la propia Comisaría de Pontevedra y agentes especializados del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas, acordonaron en torno a las nueve y media de la mañana la vivienda y su entorno y desplazaron a la finca un laboratorio móvil de la Unidad de Actividades Especiales que llegó desde Madrid.

Los agentes utilizaron un georradar para peinar la finca de unos 800 metros cuadrados y también pusieron especial atención a un pozo, que vaciaron para comprobar su contenido, en una labor en la que tuvieron que solicitar la ayuda de varias dotaciones de los bomberos de Pontevedra para achicar el agua existente. También se inspeccionó una fosa séptica y se cavó una enorme zanja en la parte trasera de la finca.

Todo ello ante la presencia del que fuera único investigado en la causa, Julio Araújo, imputación que se levantó con el archivo de las actuaciones en el año 2015. El abogado que lo representó entonces, Jesús Santaló, confirmó ayer que no tenía constancia de una reapertura de la causa y fuentes judiciales confirmaron que no había investigados ni detenidos en esta causa que está declarada secreta. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno también confirmaron que el operativo se ha saldado, por el momento, sin detenciones.

Así, Julio Araújo asistió tranquilo a las inspecciones que realizaban los agentes de la Policía Nacional por su relación con la propiedad de la vivienda. Se fue a comer por su propio pie y volvió acompañado de varios familiares para continuar con el registro de la casa. Cuando al filo de las nueve y media los agentes dieron por concluida su labor, Araújo salió el último y cerró el portal.

Inicialmente, la vivienda quedó sin vigilancia y parece que los agentes han terminado con su labor allí, aunque fuentes policiales no descartan realizar nuevas diligencias en otros puntos.

El registro se lleva a cabo a petición de la Policía Nacional y en el marco de las investigaciones realizadas por el grupo de agentes de la Comisaría de Pontevedra que están dedicados, casi en exclusiva, a investigar la extraña desaparición de Sonia Iglesias el 18 de agosto de 2010. Ante el hallazgo de una nueva pista que podría ser relevante para el caso hace algo menos de un año, los agentes elaboraron nuevos informes que presentaron ante la Fiscalía de Pontevedra y el juzgado que llevaba el caso, que decidió abrir una nueva investigación que declaró secreta, de ahí que no tengan acceso las partes a su contenido.

Los últimos informes policiales datan del pasado mes de octubre y de diciembre y en ellos se recogen nuevos datos que apuntan a esta casa que ya había sido objeto de algún registro en el pasado, pero no "de una forma tan intensiva como ahora". Fuentes de la investigación aseguran que el foco sobre esta vivienda había sido menor, hasta ahora, porque "no había nada que la relacionase directamente con el hecho, algo que sí sucede ahora".