La llamada que Sandra M. A. realizó al 112 minutos antes, supuestamente, de conocer que Marcos había atacado a su marido en el piso de ella en Ponte Caldelas no es la única cuestión que levanta sospechas entre familiares de Manuel Rivas.

También hay actitudes chocantes en las llamadas posteriores que realizan agentes de la Guardia Civil, unas llamadas cuyo contenido desvelaron ayer en el programa Espejo Público de Antena 3. Por ejemplo, tras realizar la primera llamada al 112 solicitando presencia policial y médica en su domicilio porque un chico "está atacando" a su marido, ella cuelga el teléfono a pesar de la insistencia de la operadora y también insiste en que está en su lugar de trabajo en Montecelo y que no puede desplazarse a Ponte Caldelas. Lo mismo ocurre después, cuando la Guardia Civil le llama para decirle quien puede tener una llave para abrir la puerta de su casa. Ella, en lugar de ir a su casa ante la posible gravedad de los hechos, indica a los agentes que "tiren la puerta abajo" o que de lo contrario tendrían que ir a Pontevedra a cogerlas dado que "yo no puedo ir", porque "estoy trabajando".