Casi una década después, todavía quedan algunos flecos pendientes de la macrooperación contra el narcotráfico que se desarrolló en verano de 2009 a raíz de la llegada a Galicia a través del puerto de Marín de un contenedor con un alijo de 815 kilos de cocaína oculto entre marisco congelado.

El dispositivo desplegado entre Marín y A Coruña, dado que la organización logró sacar el contenedor de la rada y lo desplazó hasta una nave del polígono de Pocomaco, permitió entonces desmantelar a la práctica totalidad de la organización gallega que, en tierra, facilitaba la introducción de estos contenedores con droga a través de puertos de la provincia de Pontevedra.

Entre los detenidos, ahora ya condenados, un abogado vigués y varios guardias civiles (entre ellos el jefe de la patrulla fiscal del Puerto de Marín, que falleció en prisión) que aseguraban a los colombianos que querían importar la mercancía que disponían de la infraestructura necesaria para sacar la droga del puerto sin ser detectados. Uno de estos flecos pendientes se cerró hace unas semanas en la Audiencia Nacional con el juicio al representante en España de una de las organizaciones colombianas que introducían la cocaína a través de estos contenedores por los puertos gallegos y valencianos.

150 millones de multa

Este ciudadano colombiano lugarteniente del cártel aceptó una condena de once años y tres meses de prisión, así como una multa de 150 millones de euros, tras reconocer los hechos que se le imputaban y lograr reducir así una pena de prisión todavía más abultada que solicitaba la Fiscalía Antidroga.

Este colombiano, que estuvo un tiempo huido de la Justicia, planificó la llegada de estos 815 kilos de cocaína que serían repartidos en dos partes. Una mitad para una trama asentada en Valencia y la otra para la organización colombiana a la que él representaba en España. A los valencianos les aseguró que disponía de la infraestructura necesaria en Galicia para la "recepción y custodia" de la mercancía y cuando el contenedor llegó a la nave de A Coruña, él seguía la operación discretamente desde un hotel de la ciudad herculina.

Pero la condena de este representante del cártel en España todavía no da por finalizada la persecución de todos los implicados en aquella red que se extendía a lo largo y ancho del territorio nacional. Este colombiano no solo era el responsable de tejer la red de contactos y sobornos necesarios para que los contenedores con cocaína salvasen las aduanas de los puertos gallegos; según la sentencia, también era el responsable en España de al menos dos laboratorios para adulterar cocaína que fueron descubiertos en Madrid a raíz de la droga decomisada en A Coruña y que entró por Madrid.

Tras la interceptación del alijo, y las quejas de sus socios en Valencia por la pérdida de la cocaína, la sentencia indica que este representante del cártel incluso les ofreció un "químico" de su confianza que adulterase la droga y les permitiese sacar mayores beneficios.

De hecho, el mismo trabajaba con estos "químicos" para intentar sacar mayor partido a los alijos que introducía en España y precisamente uno de los pocos flecos pendientes es la captura de uno de estos "químicos" que, según el falo, sigue huido de la Justicia.