El alcalde de Caldas, Juan Manuel Rey, reconoce que en la lucha que están manteniendo para que sus palmeras sobrevivan al picudo rojo se deja guiar en buena medida por las palabras del máximo responsable de la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, Pedro Mansilla. El ingeniero jefe de este organismo, dependiente de la Diputación, reconocía ayer lo complicado de intentar frenar a este insecto por lo complejo y caro que resulta para los propietarios particulares, dueños de una cantidad innumerable de palmeras en toda la provincia. "No es una plaga fácil, al contrario, es difícil de combatir porque tienes que contratar a una empresa especializada para aplicar los productos y tampoco hay muchos propietarios particulares que puedan estar dispuestos a pagar 400 euros por ejemplar que es lo que cuesta el tratamiento para tratar de evitar el picudo", explicaba ayer. Un tratamiento que, además, debe repetirse con cierta periodicidad en el tiempo "durante años" si se quiere que sea efectivo.
La problemática también es importante a la hora de retirar aquellas palmeras ya afectadas y muertas. La retirada de las mismas también es costosa y su eliminación bastante compleja, dado que debido a su enorme cantidad de agua es muy difícil, por ejemplo de quemar. Por este motivo, son muchas las que quedan en pie una vez muertas.
