El ejemplo de Canarias es una muestra de lo complejo que es acabar con el picudo. No solo fueron necesarios 9 millones de euros para acabar con el insecto que amenazaba con acabar con los palmerales en un enclave turístico por excelencia. La plaga se detectó en 2005 por primera vez y se recogió el último ejemplar vivo en 2013. Tres años después sin la aparición del insecto, la comunidad presumía de ser la primera zona en el mundo que se declaraba libre del picudo y que conseguía erradicarlo. Para ello fueron necesarias 706.081 inspecciones en palmeras, se trataron un total de 209.547 ejemplares y fueron eliminadas un total de 659. Todo ello dentro de un plan que se llevó a cabo por parte de la comunidad autónoma en colaboración del Gobierno Central y que incluyó desde actuaciones de sensibilización, a una red de monitoreo o el control de las exportaciones de palmáceas.