El CEIP Noalla-Telleiro comenzó ayer a trabajar para reparar en la medida de lo posible los efectos del tornado que el pasado miércoles dañó gravemente el centro al impactar contra él varios trozos del paseo de madera de A Lanzada. Los operarios llegaron de mañana para comenzar a instalar las vallas necesarias a modo de pasillo que permita la creación de una zona de seguridad que facilite el regreso a las clases de los pequeños. Afortunadamente, todo quedó en un gran susto y los daños solo fueron materiales, por lo que, si todo se desarrolla sobre lo previsto, los pequeños podrán volver a las aulas el próximo lunes.

"El lunes comenzaremos las clases con cierta normalidad relativa", aseguró el director del centro, Miguel Ángel Meijón.

El centro recibió la visita del jefe territorial de Educación, César Pérez Ares, y una unidad técnica, que comprobaron "in situ" los efectos del tornado. En este sentido, el director del colegio destacó que la colaboración de la Xunta de Galicia y la Consellería de Educación "está siendo máxima" en todo momento.

"De lo que se trata es de recuperar la normalidad cuanto antes", desea Meijón, que, dentro de los daños sufridos, celebra que la reparación no sea de mayor envergadura.

La idea es que se pueda crear ese pasillo de seguridad hasta el pabellón de los deportes y reparar el agujero de uno de sus laterales. "Queremos usar el pabellón para actividades deportivas, pero primero hay que asegurar el tejado, repararlo. Por ahora habrá que hacer las actividades dentro porque no sabemos cuáles serán las previsiones meteorológicas", explica el director del centro escolar.

Miguel Ángel Meijón no duda en mostrar su agradecimiento tanto por la colaboración tanto a nivel de profesorado como de Asociación de Nais e Pais de Alumnos, Anpa. "Fue maravillosa en ambos casos, y la colaboración del conserje siempre es máxima. Es una figura muy importante para el centro", recalca.

Todavía hoy, Meijón considera casi un milagro que el día del tornado no hubiese ningún niño en el patio, algo que podría haber provocado un trágico final. "No lo hubiéramos podido evitar, porque para este tipo de fenómenos no hay ningún aviso. Podríamos estar hablando de una desgracia", insiste.

Asimismo, se muestra tranquilo por la decisión de la Xunta de modificar el paseo de madera de A Lanzada, parte de cuyas tablas impactaron en el centro escolar. "Valoramos la posibilidad de que esto no vuelva a suceder", dice.

El tramo de Noalla, frente al colegio, es de 100 metros de longitud y la Xunta anunció que seguramente será "una senda normal". El Concello de Sanxenxo había demandado anteriormente la sustitución de la construcción de madera por otra más consistente.