La capilla de las Ánimas, uno de los lugares religiosos más emblemáticos de Pontevedra, en la calle que lleva el mismo nombre, sufrió ayer un incendio que afectó a buena parte de su interior. El fuego, que casi con total seguridad se originó por una de las velas que los creyentes colocan a las ánimas, o santos, no dañó el retablo, que afortunadamente pudo ser salvado.

Pasaban las dos y media de la tarde cuando los Bomberos de Pontevedra llegaron a la zona monumental, donde se ubica la histórica capilla, en una pequeña calle en la parte trasera del edificio del Casino Mercantil, tras la Praza de Curros Enríquez. Allí ya se encontraba la Policía Local y un buen número de curiosos, que fue creciendo al ver el camión de emergencias. La rápida actuación de ambos cuerpos evitó males mayores. También ayudó el hecho de que el efecto del fuego provocase la rotura de una tubería de agua, que suavizó considerablemente las llamas con una inundación. Por este motivo, también se presentó un trabajador de la empresa Viaqua.

El suceso trajo a la mente de los numerosos pontevedreses que se pararon a observar la actuación de los cuerpos de seguridad el incendio de la tienda de telas La Moda Ideal, que se calcinó por completo a principios de 2016. Aunque en esta ocasión todo quedó en un susto, los vecinos no pudieron evitar pensar que de haberse propagado el fuego afectase a las viviendas más cercanas, puesto que en el punto en el que se encuentra el espacio religioso es en el que más se estrecha la calle de las Ánimas.

Tanto esta capilla como la del Nazareno, en la calle Tetuán, pertenecen a la parroquia de San Bartolomé. Por este motivo, el párroco Raúl Lage también acudió ayer hasta el lugar del incendio. El sacerdote se mostró tranquilo en todo momento y reconoció que, "dentro de lo malo, no dejan de ser pérdidas materiales; lo preocupante sería que hubiese personas de por medio". "Una cuestión como esta siempre es desagradable", confesó.

El párroco telefoneó a Celestino Peón, una de los vecinos más implicados con la Semana Santa pontevedresa, que acudió para retirar, con la ayuda de los agentes y los bomberos, las figuras de los santos y el retablo, que fueron trasladados a otro emplazamiento.

"Afortunadamente, esto fue un milagro, al reventar la tubería", afirmó convencido.

Tanto Peón como el sacerdote celebraron y felicitaron allí mismo a los Bomberos y a la Policía Local "por su eficacia".

En este sentido, apuntaron que de haberse producido el fuego de noche los males podrían haber sido mayores.

Áurea Pérez, una de las vecinas de la parroquia que ayuda con la limpieza y mantenimiento del espacio religioso también acudió alertada por el suceso.

"Ayer estaba todo bien. Yo misma vine. Vengo a diario y nunca pasa nada. Es una pena, pero también lo es el comportamiento de la gente. Muchas veces roban las velas y también orinan aquí, en esta esquina", se lamentó señalando un lateral de la capilla.

Es habitual ver a diario velas encendidas en las ventanas del pequeño templo, el único acceso que los fieles tienen a los santos. El lugar cuenta con una puerta cerrada de la que solo tienen llaves aquellos que la cuidan y el párroco. Sobre las repisas interiores de las ventanas se colocan los cirios durante todo el año, aunque hay fechas en las que hay más actividad, como los días de Difuntos o de Todos los Santos.

La capilla es, junto con la del Nazareno, a pocas calles, un punto de parada obligatoria tanto para los más creyentes como para los turistas que visitan la ciudad.