El futuro del convento de Santa Clara, sin uso alguno desde que sus tres últimas monjas de clausura lo abandonaron a finales de septiembre, se decidirá en enero. La máxima responsable de la orden en España visitará Galicia a mediados de ese mes para analizar el destino que se dará a ese emblemático recinto religioso fundado en el siglo XIII.

Así lo anunció hoy lunes el alcalde, Miguel Fernández Lores, que el pasado viernes mantuvo una reunión con la abadesa de las clarisas en Galicia y a la que planteó entablar negociaciones para poder abrir al uso público la importante huerta del convento, de más de 12.000 metros cuadrados y colindante con la plaza de Barcelos.

La intención municipal es establecer algún tipo de convenio con la orden religiosa que permita utilizar esos jardines a cambio de alguna contrapartida en la conservación de los edificios. "Estamos plenamente interesados en conservar el patrimonio y ampliar a la vez las zonas públicas de la ciudad en ese ámbito", declara el alcalde.

Aunque la abadesa en Galicia, que dirige el convento de Santiago, comparte las dificultades que entraña para la orden mantener el recinto pontevedrés ahora ue está vacío, apuntó también que mientras no se decida qué hacer con él no es posible entablar negociación alguna.

"Será en enero cuando se decida el futuro y en ese mismo momento comenzaremos las negociaciones", dice Lores, que no descarta la posibilidad de que alguno de los edificios pueda recuperarse como equipamiento. En la toma de la decisión también participará el Arzobispado, que posee algún inmueble a la iglesia. En esa cita se debatirá si la orden quiere mantener el uso religioso y de clausura del convento o se da por cerrado definitivamente y se negocian otros aprovechamientos.

Cuando las monjas abandonaron Santa Clara, el alcalde ya había manifestado que ese cierre "abre la posibilidad de recuperar ese gran patrimonio arquitectónico y ambiental para toda la ciudad".

Igual que hizo hoy, Lores destacó entonces el "máximo interés" del Concello por "liderar" un proceso negociador que permita no solo garantizar el mantenimiento del convento y todas sus edificaciones, sino también convertirlo en un "espacio público abierto a todos los ciudadanos".

Tel conjunto está catalogado y "se debe conservar" por lo que descarta cualquier posible uso inmobiliario. "No hay ningún interés en ese sentido y no lo vamos a permitir", como tampoco está sobre la mesa una posible compra por parte de alguna administración.

Las clarisas poseen en Galicia otros tres conventos además del de Pontevedra, en Allaríz, Ribadeo y Santiago. Solo el primero "tiene un importante número de monjas de clausura y los otros dos bastantes menos, lo que supone una dificultad para mantener en buenas condiciones todo ese patrimonio", explica el alcalde.