Que el recuerdo de Manuel Moldes perdurará en el tiempo es una realidad que ayer quedó patente en su despedida, la física y la emotiva. Familiares, amigos, alumnos y personalidades del mundo de la cultura y la política quisieron acompañarlo tanto en el acto civil que tuvo lugar en el cementerio de San Mauro como en el celebrado en el Teatro Principal. Emoción pero también risas, las que a él le hubieran gustado para que se recuerde con cierto carácter festivo su último día.

Decenas de personas asistieron ayer al cementerio pontevedrés para dar el último adiós al artista, uno de los grandes referentes del arte contemporáneo gallego, fallecido en la madrugada del pasado domingo de una fulminante enfermedad. Manuel Moldes estuvo ingresado en los hospitales Juan Canalejo y, los últimos días, Montecelo. En ellos no pudo evitar seguir pariendo obras, porque, como artista, llevaba en la sangre el don de la creación. Lo hizo desde un iPad, con el que creó numerosas caras, "gritos", que ayer fueron proyectados en el Teatro Principal, tal y como confesó el crítico de arte Ramón Rozas, conductor del evento.

Muchas caras conocidas a la salida del tanatorio de San Mauro acompañando a los más allegados y al propio Moldes. La mayoría, del mundo del arte y la universidad: Antón Pulido, Din Matamoro, Chavete, Manolo Dimas, Manolo Ruibal, Nono Bandera, Huete, Xulio Gil, Antón Sobral, Silvia García, Xosé Fortes, Lola Dopico... Pero también de la política: Xosé Manuel Beiras, Emilio Pérez Touriño, Xosé Luis Méndez Ferrín, Antón Louro, Guillermo Meijón, Luis Rei... Y estudiantes, muchos estudiantes, aunque la mayoría asistiría directamente dos horas después al acto del Principal.

La presencia de los alumnos tuvo especial protagonismo en la despedida del pintor, ya que su féretro fue envuelto en un sudario pintado colectivamente por los estudiantes de la Facultade de Belas Artes, de la que él era profesor. La creación tuvo lugar en un ambiente festivo por la mañana, con los jóvenes participando mano a mano y bebiendo cervezas, "como Moldes hubiera querido", aseguraban ellos mismos.

El entierro civil fue sencillo y solo contó con una intervención, de carácter musical a cargo de Xocas Meijide, que tocó con el clarinete bajo "Vals improvisado", del brasileño Francisco Mignone. El músico también intervino en el homenaje que se rindió a Moldes en el Teatro Principal. El recinto se quedó pequeño para acoger a todos los asistentes y muchos de ellos tuvieron que permanecer de pie durante la hora que duró el acto.

La intervención más emotiva fue la protagonizada por los estudiantes de Belas Artes a los que Moldes había dado clase. Una representación de ellos, encabezada por Ana Seoane, subió al escenario para dedicar unas últimas palabras al artista.

"Moldes vivió como quería vivir y nos hizo vivir de otra manera a los demás. Hoy somos cumplidores de sus deseos", aseguraron. Además, destacaron sus clases, en las que, además de recibir conocimientos sobre arte, debatían sobre cuestiones más trascendentales como el propio sentido de la vida. "Salimos ganando mucho", dijeron.

Pero si había alguien que conocía de cerca a Manuel Moldes ese era su amigo, y también artista, Guillermo Aymerich.

En sus palabras optó por hablar "con" Moldes. "Eres un mago de la forma, de la luz, un alquimista del color y de la materia", le dijo. Por ello, destacó su "galleguidad", la de un artista que cuando tuvo la oportunidad de establecerse en Nueva York optó por su ciudad, Pontevedra. En este punto, aprovechó para dirigirse a las autoridades presentes, Concello y Diputación, y pedirles la creación de una fundación que lleve el nombre del artista y ponga en valor su trabajo. "No es que te la merezcas, es que saldríamos ganando nosotros. Dicen que Vigo trabaja y Pontevedra duerme. Tú duerme, que nosotros haremos de vigueses para trabajar por ella", bromeó.

"Gamberradas"

Aymerich recordó anécdotas vividas con su amigo, en las que no faltaron las gamberradas compartidas en las noches de juerga e incluso en sus viajes en común. Para que el espíritu de su amigo estuviese más presente que nunca, el artista sacó una pequeña petaca llena de whisky y la bebió en su honor. "Eres antimonárquico y republicano, como yo, pero yo no voy a hacer un alegado de ello. Solo diré: ¡Manolo Moldes ha muerto! ¡Que viva Manolo Moldes!", gritó entre los aplausos emocionados del público.

Entre las primeras filas se encontraban representantes de todos los partidos de la corporación municipal, así como de la Diputación provincial.

Precisamente ayer, el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, anunció que el Concello pondrá en marcha el proyecto con el que trabajaba últimamente el artista, que consistirá en una intervención en la ciudad inspirada en su obra y que será dirigida por su hija.

Hasta entonces, en las mentes de todos aquellos que ayer quisieron despedirlo quedará grabada la frase que presidía el escenario del Teatro Principal: Misterio+Luz=Arte-Vida.