Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Piqueta inculta

En los últimos 20 años Pontevedra ha perdido muestras significativas del patrimonio industrial y se teme que el transformador de Mollabao sea la próxima víctima

Transformador de Mollabao, inaugurado en 1927 por la Sociedad General Gallega de Electricidad. // R. V.

Fábricas, torres eléctricas y de agua, equipamientos escolares, maquinaria, almacenes? La buena arquitectura del siglo XX figura entre el patrimonio más amenazado de Galicia y, dentro de él, el industrial es de los que se lleva la peor parte. Robusto, útil y concebido para durar siglos, en realidad es fuerte solo en apariencia ya que bastan un cambio de uso y un gobierno insensible para destruirlo, el triste destino que parece que espera ahora al antiguo trasformador de Mollabao.

Solo en los últimos 20 años sobran predentes: nadie evitó que la inculta piqueta echase abajo el antiguo "Chalé de los obreros" de Tafisa, una muestra única en la ciudad del Lérez de la mejor arquitectura europea.

Bien pudo conservarse asimismo el pabellón de entrada a la fábrica en el que se cambiaban los obreros o alguna de las grandes naves. Hoy solo resta un pavimento, último rastro preservado gracias exclusivamente (para algo tendría que haber servido) a una crisis que frenó la lógica especulativa que se llevó por delante hasta el último vestigio de la fábrica.

Ni el centro histórico ha logrado salvarse y en 2012 fue derribado el último "fumeiro" de la ciudad. Esta zona de ahumado de conservas formaba parte de la casona situada en la ribera del Lérez, en la esquina de la calle Galera, en principio una fábrica de sal y posteriormente una conservera que contaba con sus propios muelles y que aparecía ya en las fotos más antiguas de la ciudad.

Años después continúa sin saberse si las administraciones iniciaron investigación o proceso de sanción alguno por el derribo.

Hasta intervenciones de hace escasos meses no han estado exentas de polémica: del interior del antiguo Gran Garaje, hoy reconvertido en tienda, ha desaparecido el pequeño pabellón de arquitectura racionalista, sin que Concello o Patrimonio hiciesen ademán alguno de protegerlo. Es una sorprendente dejadez que contrasta con el celo de exigir por ejemplo a una pequeña comunidad del centro histórico hasta 8 proyectos para una modesta cubierta.

La piqueta inculta apunta ahora al trasformador de Mollabao. Fue inaugurado en junio de 1927 por la Sociedad General Gallega de Electricidad, que un tiempo antes había adquirido la máquina, un gran ingenio transportado hasta la ciudad en una carreta de hierro tirada por 9 parejas de bueyes.

El mundo de la cultura desconoce si se conservan restos de esa maquinaria, pero los vecinos consultados ayer por FARO aseguran que "el interior fue vaciado". Desde esta fábrica de electricidad y en el contexto de la línea Vilagarcía-Pontevedra, "se diseñó el tendido que llegaría a nuestra ciudad en unas fechas en las que sufría importantes defiencias de potencial eléctrico", señala Marea Pontevedra, que ha pedido la conservación y rehabilitación del edificio.

El tendido incluía 2 torres metálicas de 5 metros de altura y montadas en la ría sobre bases de piedras, una de las cuales se conserva actualmente como mirador en el paseo situado frente al transformador.

Los numerosos partidarios de la conservación del transformador recueran que se traya de un edificio singular, una rareza, alto y con grandes muros que podría mantenerse con lógica como parte de de las obras de humanización del barrio, dada su condición de ejemplo destacado del patrimonio industrial gallego. Piden a las administraciones que no repitan la equivocación: se levanta en el solar donde un día estuvo la capela dos Santos, también derribada con el beneplácito del Concello y la entonces Comisión de Patrimonio. Estaría bien concederle a los errores la importancia que tienen, a fin de no fallar en las cosas graves en más de una ocasión.

Compartir el artículo

stats