Cabe recordar que en Galicia existían ya otros seis sistemas de explotación en alerta por seguía, los de la cuenca del Verdugo, Baíña y Lagares; los de Oia y O Rosal; la cuenca del río Castro, del río Xallas y Cee, y el río Mero y otros de la ría de A Coruña, así como la cuenca del Mandeo y otros que desembocan en la ría de Betanzos.

La labor de Augas de Galicia está siendo aconsejar sobre las medidas a tomar para garantizar no solo el abastecimiento prioritario alas personas sino también proteger a las especies que habitan en estos ríos. Estas medidas que podrían adoptar los concellos en función de su situación específica se refieren principalmente a la limitación del uso del agua para fines no prioritarios. Reducir los baldeos o cerrar las fuentes ornamentales son dos ejemplos de medidas que se han adoptado ya en algunos de los ayuntamientos afectados por la situación de alerta. También se puede reducir la captación de agua para usos industriales en el caso de que esta sea intensiva o muy elevada o incluso regular también la cantidad de agua que se inyecta en la red de abastecimiento reduciendo la presión o el caudal.

En los casos más extremos, a los que se confía no tener que llegar, la declaración de alerta también permitiría por ejemplo agilizar los trámites para autorizar nuevas captaciones que pudieran resolver problemas de suministro a la población.

En cuanto a Pontevedra, el pasado lunes el Concello ya informaba que el caudal del Lérez era ese día de 3.000 litros por metro segundo, lo que significa que el nivel de agua en la presa de captación de Monte Porreiro es el más bajos desde que se tienen registros a estas alturas del año. Con todo, el abastecimiento se seguía realizando desde el río sin tener que acudir a las reservas de O Pontillón, aunque se reconocía que la situación podría complicarse si las lluvias no son más persistentes. Las de estos días no llegan.