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El meollo

Tafisa otra vez

Tafisa otra vez

El fracaso estrepitoso que cosechó la pretendida urbanización de los terrenos ocupados por la antigua fábrica de Tafisa ha sido uno de los affaires más sonados del gobierno bipartito BNG-PSOE. Esa gestión desastrosa debe achacarse a Cesáreo Mosquera como principal responsable, y también a Teresa Casal como cooperadora necesaria. La semana pasada, Solvia, una inmobiliaria dedicada a la venta de casas en toda España, ha colocado un cartel en este preciado lugar, que abre la puerta de nuevo a la urbanización proyectada, de pésimo gusto.

Después de tantos años transcurridos, probablemente a día de hoy los máximos responsables del Grupo Lar, una de las compañías más importantes del sector inmobiliario español, todavía siguen haciéndose cruces y continúan preguntándose qué hicieron mal en Pontevedra para cosechar un fiasco tan sonado. Su buen dinero les costó aquella aventura, que contó primero con el visto bueno del gobierno de Lores, y que luego se volvió en su contra por razones inconfesables, nunca bien explicadas.

Entre los concejales del BNG y del PSOE hubo sus más y sus menos entorno al proyecto en cuestión. Algunos de ellos incluso admitieron que el gobierno de coalición nunca estuvo tan cerca de saltar por los aires: al parecer los socialistas se plantearon romper el pacto con los nacionalistas, pero finalmente sufrieron el vértigo de la pérdida del poder y tragaron sapos y carretas, con los resultados bien sabidos.

César Portela acogió con enorme interés el encargo recibido del Grupo Lar, con la plena aquiescencia del Ayuntamiento -esto es fundamental recalcarlo-; se volcó en el proyecto y recreó una suerte de Campolongo del siglo XXI con edificios abiertos y rodeados de zonas verdes a orillas del Lérez. La antesala de Monteporreiro gozó entonces de una oportunidad de recuperación tras el calamitoso desarrollo de la emblemática finca de Casimiro Gómez. El arquitecto pontevedrés hizo un proyecto magnífico, que hoy luciría esplendoroso. Pero chocó contra un muro de incomprensión, no exento de sectarismo y de perversión del poder. Las consecuencias están a la vista de todos los pontevedreses.

El meollo de la cuestión está en adivinar qué es lo que hay detrás del anuncio realizado la semana pasada por la inmobiliaria Solvia sobre unos "futuros hogares" en los antiguos terrenos de Tafisa.

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