La sequía coloca a la población de Pontevedra y comarca en una situación límite en el arranque del mes de noviembre, un panorama apenas visto hasta ahora en el río Lérez. Con un caudal, a día de ayer, de apenas 3.000 litros por metro segundo, el nivel de agua en la presa de captación de Monte Porreiro es el más bajo desde que se tienen registros a estas alturas del año, con un 85% menos de caudal de lo habitual a finales de octubre. La media de los últimos cinco años en estas fechas es de 21 metros cúbicos por segundo. Ahora apenas se superan los tres, siete veces menos.

Por el momento, el abastecimiento a toda la población se concentra en su totalidad en la captación del río, sin necesidad de acudir a las "reservas" del embalse del Pontillón, pero si no llueve de forma consistente en las próximas semanas -más allá de lo que se anuncia para esta semana- no se descarta tener que recurrir a medidas drásticas, según admitió ayer el concejal de Auga, Raimundo González Carballo.

Y es que la sequía, unida a las altas temperaturas de buena parte del mes, no solo repercute en el estado de los ríos, sino que afecta de modo especial a los manantiales y acuíferos de los que se abastece buena parte de la población de la comarca. Muchos de estos puntos de captación se han secado, lo que ha derivado en un aumento del consumo en el río Lérez. Aunque la ciudad de Pontevedra mantiene los niveles habituales, el Concello sí ha detectado un aumento de la demanda en municipios como Marín y Poio.

La reducción de las fuentes propias de agua ha llevado a estos municipios a echar mano con más frecuencia del Lérez y en estos días se observa un consumo de unos 32.000 metros cúbicos diarios en Pontevedra, Marín, Poio, Sanxenxo y, en menor medida, Ponte Caldelas y Bueu. Lo normal en estas fechas es de 28.000 o 29.000 metros cúbicos.

Todos estos factores (más demanda de agua, falta de lluvias y calor) dejan al Lérez en una situación crítica. Su caudal de ayer era de 3,04 metros cúbicos por segundo, cuando hace un año, el 30 de octubre de 2016 era de 7,8. En la misma jornada de 2015 llegaba a 43,7 y un año antes rondaba los 17 metros cúbicos. El peor ejercicio hasta ahora a estas alturas del año era el de 2012, con poco más de 7.600 litros por segundo, más del doble que en la actualidad.

El gobierno local insiste en que el Lérez aún es suficiente para abastecer a la población, y se dispone de buena parte de las reservas del Pontillón, que se encuentra al 85% de su capacidad y podría aportar agua, por si solo, durante un mes.

Pero ese "colchón" no se quiere perder ante una posible agudización de la sequía, de modo que el Concello realiza un seguimiento exhaustivo, casi hora a hora, del estado del Lérez con el fin de conocer su evolución. Aunque reitera que "no hace falta adoptar ahora medidas drásticas", el concejal admite que a corto o medio plazo se podrían aplicar reducciones del consumo municipal (en riesgos o baldeos) o incluso "de otro tipo".