María Guerra y su marido Manuel Dasilva ya se habían metido en cama cuando comenzó todo. Fue una de sus hijas que vive en Toledo quien les alertó, por teléfono, de que había fuego en Parada, donde residen. En muy poco tiempo, como sucedió en todos los lugares afectados por los incendios, las llamas rodearon su casa. "Mireille á morte aos ollos, si non é polo meu fillo que veu a sacarnos pensei que esta vez non o contabamos", se lamenta esta mujer. Tras pasar la noche en vela, primero en casa de su hijo, en Ponte Caldelas, desde donde toda la familia fue desalojada a la Casa de Cultura, ayer la vivienda no tenía luz y el agua de su depósito corría a caño libre por la finca.