El anhelo de crear una senda verde peatonal y ciclista que una las ciudades de Pontevedra y Vigo aprovechando para ello las antiguas vías del tren, sin utilizar desde hace años y totalmente abandonadas, deberá sortear diversos niveles de complejidad dependiendo de la parte del viejo trazado ferroviario en la que nos encontremos. Así lo advierte el Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) quien tiene la llave para que las vías se acaben levantando y den paso a senderistas y ciclistas.

Y es que según explican fuentes de la entidad pública empresarial, estos tramos entre Pontevedra y Arcade; así como el de Redondela (Chapela)-Vigo para los que se demanda la puesta en servicio de una vía verde "no están conectados entre sí y presentan diferentes características, por lo que cada proyecto debe afrontarse de manera particularizada".

En primer lugar, desde el Adif subrayan que para convertir un trazado ferroviario en desuso en vía verde es precisa, con carácter previo, su declaración como infraestructura "innecesaria para la operativa ferroviaria" y desafectarla del servicio.

En este punto, señalan que con respecto a estos tres tramos la situación es la siguiente. Afirman que actualmente "se está procediendo a la desafectación de los terrenos del tramo en desuso correspondientes al término municipal de Redondela (núcleo de Chapela), cuya cesión ha sido solicitada por el ayuntamiento para dedicarlos a vía verde". Añaden, además, que "el proceso, de naturaleza compleja, se encuentra en una fase avanzada".

Pontevedra y Vilaboa

En cuanto al tramo en desuso que discurre por el municipio de Vigo (el trazado en superficie hasta la antigua estación de Vigo-Urzáiz), el Adif remarca que "hasta la fecha no ha sido solicitada de forma oficial por el ayuntamiento su desafectación para su utilización como vía verde".

Menos información aporta sobre el tramo más largo y que fue el germen de este movimiento social (y con un amplio respaldo político ahora mismo, dado que cuenta con el apoyo unánime de todos los grupos políticos con representación en el Parlamento gallego y de las Corporaciones de Pontevedra, Vilaboa y Soutomaior) que es el que une la ciudad del Lérez con Arcade. Sobre este tramo sin servicio tras la puesta en marcha del Eje Atlántico de Alta Velocidad en 2013, se limitan a señalar que "hasta la fecha no ha sido desafectado del servicio ferroviario". Desde siempre, la entidad pública ha querido reservar este tramo de vía para un posible futuro uso para el tráfico de mercancías, una recuperación que los colectivos que demandan la vía verde ven difícil por el estado de la vía, invadido por la maleza y muy deteriorado, y las infraestructuras ferroviarias nuevas ya ejecutadas.

El Adif también alerta de que "la transformación de líneas de ferrocarril en desuso en vías verdes se consigue gracias a la colaboración entre las distintas administraciones públicas, trabajando conjuntamente para resolver cuestiones legales y conseguir la financiación necesaria para llevarla a cabo". Este punto parece salvable en el caso de estos tres tramos de vía antigua, dado que el respaldo político y de las administraciones parece total.

La entidad pública concluye que, en la medida de lo posible, impulsará la creación de este tipo de sendas: "Adif está comprometido con la promoción de la reutilización de las líneas ferroviarias cerradas o en desuso para su conversión en vías verdes", afirman.

"Desde la entidad pública empresarial se pretende dar respuesta a los retos de movilidad sostenible, ocio participativo y respeto por el medio ambiente que plantea nuestra sociedad, impulsando la reutilización de los antiguos trazados ferroviarios para promover el desarrollo económico local a través del programa Vías Verdes", explican fuentes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias.

Hace justo un año Adif aceptaba la conversión en vía verde del tramo en desuso por Vilagarcía, Portas y Caldas. El coste de la ejecución de esta Vía Verde do Salnés es de 565.533 euros. El proyecto de este trazado, el primero íntegramente en Galicia, fue redactado por los técnicos de la Fundación de Ferrocarriles Españoles y su plazo de ejecución es de diez meses y abarca 9.195 metros de longitud. El recorrido se reparte ente los 1.795 metros que discurren por Vilagarcía, en la parroquia de Rubiáns, 4.917 por Caldas de Reis y 2.483 metros en Portas. Va desde el lugar vilagarciano de Abelle hasta la estación de Portas, en las inmediaciones de la vieja azucarera. Destaca en su itinerario el puente de hierro sobre el río Umia, considerado como una de las grandes obras de la ingeniería ferroviaria del siglo XIX.