La Carnicería Macario, un negocio familiar de 1962, es uno de los puestos de más antigüedad del Mercado de Pontevedra. Con el padre, Macario Fariña García, al frente durante más de 40 años, ahora es responsabilidad de su hijo, Marcario Fariña Ínsua.
"Este mercado valió mucho, porque se trabajaba muy bien. Venían clientes hasta de Vigo", asegura el padre, de una familia de carniceros, que considera que el gran bajón en las ventas llegó con el cambio de ubicación al otro lado del río. "Fueron cuatro o cinco años que fueron cruciales. Desde entonces ya no ha sido lo mismo", se lamenta.
Los supermercados y el aumento de tiendas también supusieron grandes competidores para los vendedores de la Plaza. "Desde aquí nosotros vendíamos a los supermercados. Ahora hay muchos y venden producto de calidad, pero hay que decir que nosotros tenemos género muy bueno", recalca el carnicero, ahora jubilado.
"Yo siempre dije que bajasen los puestos de la planta de arriba aquí", reconoce.
Su hijo, por su parte, considera que los hábitos de consumo y de compra han cambiado mucho con la incorporación de la mujer al mercado laboral, por lo que, dice, "no se puede vivir solo del cliente mayor". Por ello, cree que sería una buena opción que el Mercado abriese al menos algunas tardes.
"Los que llevamos aquí toda la vida ya tenemos clientes que casi son amigos. Son clientes muy antiguos", afirma.
El carnicero, Químico de formación, cree que las instalaciones deberían apostar por ofrecer el mayor número posible de productos diferentes. "Tú ahora cuando haces la compra quieres tenerlo todo a mano", dice. "Aquí hubo supermercados muy interesados en montar aquí su negocio. Nos consta que se pelearon muchos por venir", añade.
Ve con buenos ojos la propuesta del Concello de Pontevedra, pero opina que, aunque dará más vida al Mercado, no aumentará las ventas en la planta baja, ya que serán actividades muy diferentes.
