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Medio siglo entre libros

Librería Paz celebra 50 años como negocio familiar en plena era digital y demostrando que con la venta de papel "la ciudad de Pontevedra habla de su nivel cultural"

Cano Paz (centro) acompañado de los trabajadores de Librería Paz y su madre, Dolores García. // Gustavo Santos

En el verano de 1967 la Librería Paz abría sus puertas en Pontevedra. Al frente estaban Dolores García e Isidro Paz, un matrimonio pontevedrés que apostó por un tipo de negocio con futuro por aquel entonces. Realmente, Isidro Paz quería montar una imprenta, una profesión que ya era toda una tradición en su familia, pero fue su mujer la que prefirió apostar por una vida "menos esclava".

"Empezaron como eran las librerías de entonces, con mucha oferta de papelería", recuerda ahora Cano Paz, su hijo, que desde hace casi 30 años está al frente del negocio, en pleno centro de la ciudad.

No puede negar que nació entre libros, mirando primero y ayudando después. "En las campañas de libros de septiembre se trabajaba mucho, nosotros echábamos una mano en lo que podíamos", recuerda.

Su enganche con la librería comenzó con la venta de cómics. "Yo soy muy aficionado y comencé a introducir tebeos. Fue una forma de quedarme aquí más a gusto", explica.

Cualquiera que sea el día que se visite la librería da la impresión de que no va a entrar ni un ejemplar más, pero es la máxima de este establecimiento. "Todo lo que se ganaba se reinvertía en comprar más libros", confiesa Cano Paz.

"Aquella librería de hace treinta años no tiene mucho que ver con esta. Sí en el nombre y las personas, pero se fue comiendo espacio al almacén, dejando la papelería... Nos gustan los libros y mejor o peor vamos tirando con esto", resume.

El establecimiento se ha mantenido pese a que los más pesimistas auguraban que la era digital terminaría con el papel. "Somos una ciudad con un elevado índice de librerías por habitante", asegura el librero, que considera que este hecho "habla del nivel cultural de la ciudad".

En su opinión, esto no deja de ser un logro, sobre todo en un tiempo en el que este tipo de negocios "convivían con la Librería Michelena", que cerró sus puertas en el año 2010. "Michelena era una librería como no había muchas en el país", se lamenta.

Mucho "manga"

Lo que se más se vende en Librería Paz es el "manga", el cómic japonés. También la narrativa, más que la poesía, "aunque esta ya tuvo épocas peores".

"En general lo que se vende es lo más popular, pero es lo normal, también pasa en la música o en el cine. Con popular no estoy diciendo que sea mejor o peor, porque yo creo que todo lo que lleve a leer a la gente es bueno", considera Cano Paz.

En este sentido, no puede evitar mostrar su rechazo "a lo que se lee aquí", dice mostrando su smartphone. "Por lo menos en algunos medios o libros te contarán tonterías, pero está bien escrito, sin faltas de ortografía", dice.

La librería se prepara también para dar el salto a la venta del libro digital, aunque, según confiesa su propietario, la demanda de este tipo de soporte en su tienda todavía es muy baja. "Es que lo normal es que lo digital se compre también en ese medio. Hace diez años se pensaba mucho que las librerías se iban a arruinar, pero se ha demostrado que no. Lo que sí ocurre es que cada vez hay menos puntos de venta", afirma.

"Lo que proporcionan ese tipo de medios es comodidad y papanatismo, que tenemos todos. Es como cuando se abre un comercio nuevo y todos queremos ir", opina.

Cano Paz reconoce que el hecho de que Pontevedra sea una ciudad de pequeño tamaño beneficia al pequeño comercio en general, que puede pervivir mientras en otros lugares termina muriendo "ahogado por las grandes multinacionales".

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