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Los establecimientos más antiguos de la ciudad, en extinción

Las últimas joyas del comercio

Pontevedra cuenta ya con escasas muestras del tejido tradicional, que la patronal pide que se protejan

Carlos Díaz en su tienda, A Moda Dabaixo, que conserva varios elementos originales. // Gustavo Santos

"La pena es que un plan de protección llegaría demasiado tarde, en mi caso porque la tienda ardió, y en los otros porque por distintas circunstancias han ido desapareciendo". Mayte Ramírez Baltuille, que durante décadas encabezó uno de los comercios con más encanto de Pontevedra, La Moda Ideal, resume así la opinión mayoritaria de los propietarios de establecimientos tradicionales.

Constatan la desaparición en apenas cinco años de las principales muestras del patrimonio comercial de la ciudad y la necesidad de proteger las últimas tiendas con encanto, una reivindicación que planteó esta misma semana la patronal. Ésta demanda un plan especial que preserve los elementos especialmente significativos en caso de un previsible cambio de uso de los establecimientos.

Entre esas últimas supervivientes del comercio de hace un siglo destaca la hermosa farmacia de José Luis Domínguez, inaugurada en 1872 en la plaza de A Verdura: "A esto le queda poco", lamenta, "tengo una edad y si recibiese una oferta por la farmacia sería solo por la licencia, para abrirla en otro lado y no en el centro histórico ¿qué hago con todo esto?"

El farmacéutico es uno de los que insiste en que las administraciones "deben ayudar a mantener todo esto, interesaría mucho que se conservase", en alusión a las colecciones de tarros y medicinas antiguas con cajas originales desde principios del siglo XX, algunos de los tesoros que guarda la farmacia.

Mostradores o escaparates son otros de los elementos que conservan un reducido número de tiendas pero no resulta fácil la protección de estos establecimientos: las nuevas demandas de consumo, la falta de relevo generacional, normativas de mayor exigencia o el incremento del precio de los alquileres han estado detrás de los últimos cierres.

Un incendio en el caso de La Moda Ideal, el cambio de uso que ha reconvertido la antigua paquetería Rodiño en centro de mayores o el fallecimiento de su propietario, en el caso de la Droguería Moderna, han cerrado al público los más destacados ejemplos del comercio tradicional de la ciudad.

Otro importante factor que ha incidido en los últimos años es la escasa convicción sobre la importancia del legado comercial. "Así como sobre el patrimonio religioso la gente está muy sensibilizada no sucede lo mismo en este caso", explica Mercedes Vázquez Bertomeu, de la firma Dehistoria, que este mismo año realizó para el Concello de Santiago un estudio sobre el pequeño comercio como emblema y símbolo de la ciudad.

Fue un trabajo complicado por la falta de referentes históricos y bibliográficos, reconoce, una carencia que es todavía más acusada en Pontevedra. "Antes de empezar a planificar y de pensar en ese plan de protección hay que hacerlo todo, para empezar un catálogo que no existe", señala Mercedes Vázquez Bertomeu, una de las que constata que "hay determinados elementos, como pueden ser los suelos antiguos, que no se tienen en cuenta al renovar y que es conveniente documentar y preservar". Con todo, constata que "no es solo un problema de Pontevedra, en el caso del patrimonio comercial está todo por hacer casi en todas partes".

Otros ejemplos son los mostradores de los almacenes A Moda Dabaixo, decanos del centro histórico; el techo de granito de la Cueva de Cris o el escaparate de 1924 de la droguería de Jorge Varela, en la calle Soportales.

El propietario de la droguería es uno de los que cuestiona el plan: "Podría ser un error, muchos elementos originales con el cambio de uso ya no funcionan, lo que tienen es que dar ayudas y facilidades para renovar porque los comercios se tienen que adaptar a los tiempos".

El suyo fue renovado en 1993, de modo que en la actualidad solo conserva el escaparate como último elemento de la tienda original.

La patronal coincide en que "no se trata de fosilizar ruinas" ni de evitar la lógica transformación del comercio. "Es muy difícil que una tienda conserve su destino original durante un siglo, si no podemos preservar esa actividad, que en muchas ocasiones resulta imposible por las nuevas demandas del consumo, al menos los elementos más singulares de la tienda", destaca Miguel Lago, presidente del Centro Comercial Urbano Zona Monumental, uno de los que recuerda que "el pasado comercial también es un activo para la ciudad y contribuye a la memoria de la vecindad y a la imagen de Pontevedra".

En el caso de Compostela, la iniciativa del departamento municipal de comercio incluyó una exposición con los comercios más emblemáticos, "aquellos, unos más antiguos y otros más recientes, que significan algo para la vecindaz y son un referente en su sector o en su barrio, por la calidad de su oferta o servicio, por lo innovador que es, por su antigüedad... Cada uno por una cosa, se premiaron una serie de establecimientos".

Son los primeros de una distinción llamada a continuar en años sucesivos.

A mayores, se estudió la evolución de los comercios, escaparates, rótulos etc, una investigación histórica que también falta en Pontevedra y de hecho "se cuenta solo con la memoria de los propietarios y algunos datos en archivos públicos, pero apenas hay constancia de elementos interiores", señalan los comerciantes.

Una de las excepciones en un escenario casi general de extinción del comercio tradicional es el ultramarinos El Cisne, en la calle Real. Abrió sus puertas en 1941 en el local que antes ocuparon una pastelería y una abacería del siglo XIX y al frente está Santiago Pérez, la tercera generación de su familia que encabeza la tienda.

"Hemos procurado conservar más o menos todo, por ejemplo los suelos hidráulicos de principios del siglo XX o los mostradores y escaparate", indica Santiago Pérez, uno de los que lamenta "el olvido al que está sometido el patrimonio comercial; para empezar debería hacerse un catálogo" que documente para el futuro estos establecimientos en riesgo de desaparición.

Santiago Pérez es uno de los pontevedreses que lamenta el reciente cierre de la droguería Moderna. "Era el mejor ejemplo de que el comercio tradicional es posible y de cómo conservar una tienda, el bajo en si mismo es algo a visitar como ejemplo de nuestro patrimonio".

Encabeza el ultramarinos desde el año 2003 y asegura que "el balance es positivo, estamos en crisis y se nota en las pérdidas de ventas pero no me quejo, la mejor publicidad en estos años ha sido el boca a boca". El Cisne es un ejemplo de que el comercio tradicional puede continuar "la pena", concluye, "es que para la mayoría ese plan llegará tarde".

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