- ¿Cómo se concibe el modelo de Pontevedra?

- Es un gran impacto ver como ha cambiado Pontevedra desde 1999 hasta hoy y no es necesariamente un modelo impuesto. Ningún modelo es fijo ni se puede imitar. Copiar es feo, es de débiles y lleva a un nivel bajo. Lo que hay que proponer, y la gente debe asumir son las ideas. En este caso es que una ciudad de pocos, la de los coches, debe dar lugar a una ciudad de todos, la de los peatones.

- Inspirada en "La ciudad de los Niños"

- Pero nosotros no queremos una ciudad infantilizada, solo para los niños, sino para todos, hasta para los niños. Y con sus propias características, respetuosa con su historia y sus tradiciones.

- Sin embargo todavía hay resistencias

- Un buen político es aquel que sabe escuchar, sabe pedir y sabe tener en cuenta lo que quieren los ciudadanos. Los ciudadanos son partícipes y los niños son parte de la sociedad. Yo creo que la virtud de Pontevedra es que ha sabido involucrar a la gente.

- ¿Por qué es importante recuperar el espacio público?

- La reconstrucción de las ciudades tras la Segunda Guerra se planteó en beneficio del hombre adulto y trabajador. La consecuencia es que las calles están más pensadas para los vehículos que para las personas. Son los espacios públicos los que permiten vivir la ciudad y los ciudadanos tienen que renunciar a tenerlos ya que más del 80% está ocupado para el movimiento de los coches o su aparcamiento.

- Entonces la gente se encierra en sus casas...

- Pontevedra es un ejemplo de que el ciudadano utiliza el espacio público cuando se le devuelve. Aquí se puede ver a gente en la calle, niños jugando en las aceras, ancianos paseando en las plazas. El mérito de Pontevedra es hacer visible estas ideas que muchos consideran utópicas. Solo hay que favorecer una movilidad distinta, luego la gente valora la ciudad por lo que te permite hacer, no por los servicios que ofrece.