La sesión vespertina de la fiesta estuvo marcada por el fin de las actividades iniciadas por la mañana, pero también por la presencia de un espectáculo de un faquir, que impresionó a todos con su capacidad para no sentir dolor durante su actuación.

Ya hacia la noche, el grupo Desconcierto abrió el turno de actuaciones musicales, que continuaron con Pelepau e Virandeira y finalizaron, ya en la madrugada del domingo, con Fase Rem.

Con la caída del sol también tuvo lugar el espectáculo de fuego, que generó una atmósfera mágica y mística en la Plaza de España. A este evento le continuó la teatralización de la Batalla de Aguete.

Asimismo, también hubo tiempo para diferentes pasarrúas que apostaron por la música o bien, por entonar cantigas líricas del siglo XVIII. La magia, los cuentacuentos y los juegos tradicionales fueron otras de las iniciativas con éxito.