Acumulan 24 años actuando, pero siguen estando de moda. Incluso más que al principio. Vides Novas actúa hoy un año más en la Mostra-Festival Folclore (20:30 horas) dentro de la Semana Cultural de Combarro. Lo harán junto con Os Berberechiños y otras dos agrupaciones, una murciana y otra de Portugal.

Sin embargo, la de hoy no será su única actuación durante este verano. Será una más de las 34 que hasta ahora acumulan. Aunque todavía van por la mitad. "Tenemos programadas unas 60", asegura Mundo Nores, presidente de la asociación.

Lo cierto es que Vides Novas está poniendo la banda sonora al verano de Poio. Su municipio originario es donde más actúan. Aunque también lo hacen en otros vecinos, como Pontevedra, cuyas comisiones de fiestas les citan para eventos en el centro, en Lérez, en Tomeza o en Lourizán, por ejemplo.

Mundo es humilde y destaca que ellos no son "los únicos". "Hay otras muchas agrupaciones musicales y culturales que actúan mucho. Por suerte, el Concello apuesta por todas", añade.

Pero lo cierto es que un período estival más, Vides Novas está de moda. Y no con el habitual reggaeton o electro latino. Sino apostando por la tradición. Porque lo suyo es una mezcla entre música y baile, pero siempre autóctono. "Nos gusta. Tenemos que preservarlo", asegura Nores.

Vides Novas cuenta a día de con 62 personas, divididas en tres grupos de edad. Destacan 22 pequeños de entre 4 y 7 años. Pero también hay adolescentes de entre 12 y 15. Y por supuesto, personas en edad adulta. Desde jóvenes, hasta otros que están casi en edad de jubilación. Esa mezcla es precisamente el secreto de permanencia de Vides Novas: "Apostamos por la camaradería y la amistad. Somos como una familia".

Lo de la prole se lo llevan al sentido estricto, ya que la agrupación nació precisamente como una actividad lúdico-formativa de padres a hijos. "A principios de los años 90 en Poio no había nada más que fútbol. Si un joven quería hacer otra actividad, no podía. Por eso unos cuantos padres a los que nos gustaba la música tradicional decidimos montar esto", recuerda.

Poco a poco, Vides Novas fue creciendo y en 1995 comenzó a funcionar oficialmente, ya inscrita en los diferentes registros de las instituciones. El secreto estaba en ir trasladando el "gusanillo" de padres a hijos. Y así ha sido desde entonces.

Ahora, 24 años después, la agrupación ya vive su tercera generación y en ella conviven abuelos, padres e hijos. "Eso es lo más bonito de todo. El espíritu de la transmisión de conocimientos de forma generacional sigue presente", apuntilla Mundo Nores.

El próximo septiembre volverán a tener listo su local de ensayo en Viñas, gracias a la "presión" de los padres. Algo que Mundo agradece enormemente, igual que la confianza que otorgan los progenitores para enviar a sus pequeños a la agrupación, que tiene estipulados tres días de ensayo a la semana durante el invierno (uno para cada grupo) para formar y, a la vez preparar, a sus miembros para los conciertos.