La praza de San Roque, en Combarro, cambió ayer su tradicional tranquilidad por el júbilo de la fiesta con la que cada año honra a su patrón. La ya histórica Semana Cultural e Festiva de San Roque, que alcanza con esta su 34 edición, arrancó con la coronación de las Raíñas das Festas y sus Damas de Honra, a las que siguió el pregón del director de FARO, Juan Carlos Da Silva, y la entrega a los premiados de sus Mexilóns de Ouro.

Comienzan así diez días de programación cultural ininterrumpida que incluirán actuaciones musicales, actividades infantiles, espectáculos de magia y la tradicional Festa do Mexilón, el molusco que da nombre a las distinciones que otorga la asociación organizadora de los eventos, el Ateneo Corredoira.

Las pequeñas majestades recibieron su banda y corona de manos de las Raíñas de la pasada edición, tras ingresar en la plaza al son del grupo de gaitas. Inmediatamente después, vino el reconocimiento a los fundadores del Ateneo y a dos vecinas de Combarro por parte de la asociación cultural que este año cumple su cuarta década de vida.

Francisco Da Silva, Juan Clemente Rosales y Gonzalo Freire, padres del Ateneo de Corredoira, junto a María del Carmen Pousada y Asunción Fernández recogieron su galardón visiblemente emocionados. Los nervios, se justificaba María del Carmen, le impidieron pronunciar las palabras que traía preparadas y las lágrimas caían gruesas por el rostro de Asunción.

El premio sorpresa fue a parar al presidente del Ateneo Corredoira, Juan Manuel Pérez, que recibió el reconocimiento de forma inesperada.

"No sé si no vamos a empezar el Ateneo número II", amenazó entre bromas uno de los galardonados, Francisco Da Silva, al ver en San Roque a cuantos junto a él dieron vida en los 70 a esta asociación cultural. Muchos fueron los nombres que quiso recordar sobre el estrado. "El espacio es pequeño , pero aquí debería haber mucha más gente", comenzó diciendo el expresidente del Ateneo.

Su compañero y amigo Juan Clemente Rosales, vicepresidente en los primeros años, también tuvo unas palabras para sus vecinos. Juan explicó la notoria ilusión que le producía dicho reconocimiento. "Ser profeta es difícil, serlo en tu tierra aún lo es más" y recordó aquellos inicios en que nació el Ateneo persiguiendo una nueva forma de diversión en tiempos de cambio aún por venir.

Representantes de todas las formaciones políticas tomaron parte del evento, en el que el alcalde de Poio, Luciano Sobral, pidió "1.000 primaveras más para el Ateneo" y llamó a conservar "el legado de nuestros antepasados".

A continuación, los acordes del himno gallego acompañaron el izado de banderas antes de que la música popular comenzara a sonar de la mano del trío azabache. Una queimada popular, como es tradición para el Ateneo Corredoira, calentó desde la medianoche los estómagos de los vecinos.

Una comba de granito

Un "combarrés de pura cepa", de profesión "humilde periodista", puso la nota de sentido orgullo con la que recorrió, no solo su juventud, sino la historia de la villa. El director de FARO DE VIGO, Juan Carlos Da Silva, recordó en su discurso su condición de convecino, al que "las maestras manos de la señora Maruja", la matrona de Combarro trajeron al mundo y definió el particular pueblo como "una comba de granito a pie de mar". Esa descripción de su tierra, con tantas casas labregas y marineras, tantos hórreos, tantos cruceiros, tantas corredoiras, tanta belleza, tanto encanto" que ningún otro pueblo representa como Combarro, arrancó los mayores aplausos del centenar de vecinos allí congregados.

Desde los canteros que en los siglos XVII y XVIII cincelaron el pueblo, hasta los posteriores artistas que retrataron a Combarro y sus gentes, las referencias a nombres brillantes que pasaron por este refugio de piedra fueron continuas en el texto. "Y así fue como la hermosura del pueblo se completa con la de la palabra y los pinceles de nuestros grandes retratistas. Pintores como Alfredo Souto, Prudencio Canitrot, Castelao, Campo Sobrino, Federico Ribas, Pintos, y tantos otros."

Pero un lenguaje bien medido, que apeló a la más alta cultura gallega; también fundió el relato de lo que hoy es Combarro con referencias a lo más popular. Así se abrió paso en el discurso del director de este diario el bigote de Joaquín Arozamena, el presentador de Televisión Española que descubrió y divulgó para todo el país las caracolas a peseta de inolvidable Camila en el rincón de A Rúa. "El pueblo le impactó tanto a aquel popular periodista que invitó en directo a los espectadores a visitarlos", recordó Da Silva.

Proteger su singularidad

La peculiaridad de este bloque de casas de piedra recorrido por cruceiros que a tantos ha inspirado es, en opinión de Juan Carlos Da Silva, "un tesoro" que es preciso salvaguardar. Es por ello que pidió a las administraciones "más diligencia" en su protección, "mas actuaciones y menos palabrería" para que sigan existiendo razones para habitarlo y conservarlo.

El testigo de sus palabras lo recogió el alcalde poiense. Luciano Sobral reconoció la personalidad propia del núcleo de Combarro y, haciéndose eco de las palabras del pregonero, afirmó el compromiso del Concello para "mantener vivo" en los tiempos de hoy el legado de siempre.

Dos referencias musicales pusieron la nota humor y poesía al acto. Da Silva aludió a la música del Ateneo como su inspiración para conformar con amigos una banda de pop que hoy, pasado el tiempo, reconoce carecía de sentido de la afinación. "Qué paciencia y resistencia infinita tuvieron al soportar estoicamente nuestros desafinados acordes", le confesó a sus vecinos. Y antes de que el "Viva San Roque" cerrara su alegato, parafraseó la famosa canción de Sabina para dejar claras sus intenciones. "Aquí he nacido, aquí quiero quedarme, con mis amigos, con mi familia, entre mi gente. No voy a renunciar a nada de ello".

EL PREGÓN

  • Alcalde, Majestades, queridos combarreses, vecinos y amigos todos.Quiero empezar antes de nada confesándoos, en este incomparable marco de la plaza de San Roque, que es para este humilde periodista y convecino vuestro, todo un orgullo y un enorme privilegio el ser pregonero en su tierra, en el pueblo en que nací, el más hermoso y querido de mi vida.Y más aún compartir este entrañable momento, además de con todos vosotros, con Francisco Da Silva, mi querido primo "Pacullas", con Juan Clemente y con Gonzalo Freire, los verdaderos artífices de este Ateneo Cultural Corredoira que con tanto entusiasmo y dedicación fundaron hace 40 años como ventana de libertad sorteando las aristas más afiladas del tardofranquismo. Qué delicia leeros hoy en FARO, evocando aquellas vicisitudes.Y compartirlo asimismo con María del Carmen Pousada y Asunción Fernández, ejemplares vecinas y esforzadas trabajadoras del mar, tan justamente galardonadas también con el mejillón de oro.Nada me hace más feliz porque este cariño viene de la tierra en la que nací y a la que empecé a servir desde mi oficio periodístico en mis primeras prácticas como estudiante en FARO DE VIGO hace ya más de treinta años.Vine al mundo, muy cerca de aquí. En una de esas casas de piedra a pie de mar, en el arranque de lo que hoy es el paseo marítimo y que hace no tanto era un bloque granítico pegado al viejo muelle pesquero de Chousa ya desaparecido, como otros espacios singulares que han dado paso a lo que hoy llamamos modernidad pero que todavía algunos tuvimos la inmensa fortuna de haber conocido de niños.Nací con la ayuda de las manos maestras de la señora Maruja, la matrona que tantos partos asistió en el pueblo. Así que tengo la enorme satisfacción de ser combarrés de pura cepa desde el minuto uno, con mucho orgullo y a mucha honra.Por eso nada me hace más ilusión que estar hoy aquí, en este balcón, cuando tantos de vosotros habéis hecho mucho más que este modesto servidor por seguir manteniendo vivas las esencias de este pueblo único, un privilegio para todos cuantos formamos parte de él, no solo los nativos sino también nuestros vecinos adoptivos, muchos hoy aquí presentes, que habéis demostrado amarlo tanto o más que nosotros.Y cómo no agradecer a los actuales responsables del Ateneo Corredoira, y especialmente a su presidente, Juan Manuel Pérez, por darme esta oportunidad. Algún día habrá que reconocer públicamente como se merece a esta entidad, a los que la fundaron y a quienes la habéis sostenido hasta ahora, por todo lo que habéis hecho en el ámbito social, deportivo y cultural del pueblo durante cuatro décadas ininterrumpidas, con una vocación absoluta y una entrega desinteresada.Conservo recuerdos maravillosos de mis vivencias en el Ateneo, del despertar de la adolescencia y de los primeros años de juventud. Como socio, me alimenté de la lectura de su biblioteca, la primera en el pueblo, me inicié en la música, y hasta llegamos a formar, algunos de vosotros os acordaréis, allá por los años ochenta, con un grupo de amigos entonces adolescentes, lo que pretendía ser un voluntarioso grupo de pop, que sinceramente ahora -ya pasado el tiempo puede confesarse- creo que nunca llegó a estar a la altura de aquel aluvión de cariño y entrega que le profesaban sus entusiastas e inquebrantables fans. ¡¡¡Qué paciencia y resistencia infinita tuvieron al soportar estoicamente nuestros desafinados acordes!!! Así que tenemos una deuda más, pendiente, que alguna vez tendremos que saldar aunque sea en la otra vida.Por estas fechas se cumplen también 45 años de la declaración de Combarro como conjunto histórico de interés artístico y pintoresco. Ningún otro pueblo concentra en un espacio tan reducido, en una comba de granito a pie de mar, tantas casas labregas y marineras, tantos hórreos, tantos cruceiros, tantas corredoiras, tanta belleza, tanto encanto, como Combarro.Sus hacedores, los virtuosos canteros que allá por los siglos XVII y XVIII le dieron la forma que ahora contemplan nuestros ojos, no eran seguramente conscientes de la maravillosa criatura que a golpe de cincel estaban labrando.Como ha ocurrido con tantos otros genios en la historia del arte que no fueron valorados en vida, en este caso han tenido que pasar más de 300 años para que el trabajo coral de aquellos anónimos artistas de la piedra fuese reconocido en su condición de patrimonio singular e inigualable.Ni siquiera en los mejores sueños de su existencia, aquellos maestros canteros pudieron imaginar la dimensión que iba adquirir su obra, convertida hoy en escaparate universal de la mejor arquitectura popular gallega. Basta con un simple click en la redes sociales para hallar la prueba instantánea de cuanto digo.Mucho antes de aquella distinción, supieron glosarlo los más altos próceres de la cultura gallega: Castelao, Otero Pedrayo, Celso Emilio Ferreiro, Álvaro Cunqueiro, Filgueira Valverde, Paz Andrade. Así fue como Combarro se convirtió en objeto de culto intelectual.Aunque no solo escritores notables pregonaron los encantos del pueblo. Pintar Combarro también era obligado para nuestros mejores artistas plásticos.Y así fue como la hermosura del pueblo se complementa con la de la palabra y con la de los pinceles de nuestros grandes retratistas. Pintores como Alfredo Souto, Prudencio Canitrot, Castelao, Campo Sobrino, Federico Ribas, Pintos, y tantos y tantos otros.Pero quizás quien mejor supo inmortalizar la esencia de Combarro y de sus gentes, ese fue Carlos Maside, uno de los más destacados artistas plásticos gallegos de la segunda mitad del pasado siglo, que encontró en este pequeño pueblo la Galicia que buscaba para retratar el alma tradicional gallega, sus paisajes y sus gentes.Niñas, mujeres, hombres, marineros, campesinos, gentes mariscandoen sus playas de Padrón? Nada se escapó a la mirada creativa del más genuino pintor de Combarro. Muchos de aquellos vecinos que posaron para él de niños, aún están aquí entre nosotros y bien lo recuerdan, como Antonio, Maruja, Pilara, Peregrina.Una demostración más de que el valor de Combarro no está solo en su patrimonio material sino tanto o más en sus gentes. Gente muy humilde, valiente y valerosa, trabajadora, gente esforzada, del mar y del campo, amante das sus raíces.Combarro atravesó como tantos otros pueblos por momentos de esplendor y por tiempos duros. Llegó a ser en el XIX el puerto pesquero más rico de la ría, el rey de la sardina, en el momento de su mayor apogeo. Pero llegaron también tiempos de hambruna, de crisis. Y llegó el largo invierno de la emigración. Y muchos de sus vecinos, se vieron obligados a buscar un futuro mejor para los suyos.A mediados del pasado siglo, fueron muchos los que marcharon a América, a Argentina, Uruguay, Venezuela, Estados Unidos. Otros a Suiza, Alemania, Francia, Holanda.Recuerdo mi infancia y el desgarro de las despedidas a mi padre, camino de Venezuela, en el puerto de Vigo, siendo yo un niño, con mi querida madre y hermana al lado, un año y otro año. Como tantas miles de familias en Galicia separadas por el gran éxodo. Por eso tanto tenemos que agradecer a nuestros mayores, que han trabajado muy duro en la vida y han gastado sus mejores años y energías para sacar adelante a los suyos. ¡Gracias, padres!Pero Combarro siguió adelante, labrando su futuro. Emergió de nuevo de la mano de la pesca, después llegó la eclosión del mejillón como pilar económico y el turismo comenzó a abrirse paso como fuente de riqueza.Todavía recuerdo cuando allá por los setenta un popular presentador de informativos de TVE, del que quizá muchos de vosotros todavía os acordáis, Joaquín Arozamena, el del bigote, divulgó para el gran público en uno de los Telediarios que presentaba, el nombre de Combarro. Lo había visitado días antes y se había topado en la fuente más hermosa del pueblo, en uno de los rincones más típicos de A Rúa, con una señora vestida de negro que vendía conchas, caracolas gigantes de mar, a peseta, y a la que nadie se le resistía. Era Camila, uno de los personajes más simbólicos de la época. El pueblo le impactó tanto a aquel popular periodista que invitó en directo a los espectadores a visitarlo.Hoy son cientos de miles las personas que visitan Combarro, convertido en un icono por su belleza, y su patrimonio, en fuente de riqueza. Tanto es el trasiego, tanta la abrumadora afluencia durante unos meses muy concretos del año, que es más necesario que nunca que los poderes públicos se esfuercen y dediquen más medios para mejorar la conservación de nuestro conjunto monumental. Porque perder su singularidad sería tanto como perder su identidad misma.Y el riesgo, sin ánimo de ser catastrofistas, es real. Lo han dicho alto y claro no solo las asociaciones de defensa de nuestro patrimonio sino el mismísimo Consello da Cultura Galega que ha emplazado a las administraciones a actuar con más recursos para salvaguardar este importante tesoro.Urge más diligencia de las administraciones, más actuaciones y menos palabrería. Con medidas y ayudas para que, quienes lo habitan, con todos los perjuicios e incomodidades que se derivan de vivir en un conjunto histórico, puedan seguir teniendo motivos para hacerlo.Porque es necesario que sigan habitándolo y porque mereceríamos la mayor de las condenas si fuésemos incapaces de mantener vivo para el disfrute de nuestros descendientes, tanta belleza, tanto arte y tanta historia como la que heredamos de nuestros ancestros.Somos unos afortunados por seguir gozando de un pueblo tan fabuloso. Así que ahora nos toca a nosotros estar a la altura, y a las administraciones trabajar para ello. Estoy absolutamente seguro de que con la voluntad de todos es y será posible.Toca ir acabando. Parafraseando a la canción, aquí he nacido y aquí quiero quedarme, con mis amigos con mi familia, entre mi gente. No voy a renunciar a nada de ello y seguiré compartiendo y llevando con cariño el nombre de este hermoso pueblo allá donde vaya.Ahora os animo a que disfrutéis al máximo con alegría de estas fiestas y de esta Semana Cultural, de la que tantos recuerdos imborrables guardamos muchos de los que aquí estamos. Muchas gracias por vuestra atención y por permitirme abusar de vuestro valiosísimo valiosísimo tiempo. ¡¡Viva San Roque y Hala Combarro!!