Magín Alfredo Froiz, fundador de la cadena de supermercados que lleva su apellido, recogía hace unos días en Madrid la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo que entrega cada año el Gobierno. Se trata de un importante reconocimiento a toda una trayectoria iniciada en Pontevedra hace medio siglo. El nombre del empresario fue propuesto por el Club de Leones de la ciudad. Pese a que se muestra satisfecho con el galardón, Froiz no se cansa de repetir, una y otra vez, que el verdadero mérito es tanto de los clientes de la empresa como de sus trabajadores, que han hecho posible su recorrido hasta la actualidad.

-Ha obtenido un premio que ensalza su trayectoria como empresario. Cuando de niño comenzó como carnicero, ¿soñaba algún día con alcanzar todo lo que ha logrado a nivel empresarial?

-Tras terminar mis estudios de bachillerato en un instituto de la ciudad y trabajar en una empresa constructora, empecé en la carnicería de un pequeño supermercado ubicado en la calle Cobián Roffignac, de Pontevedra. Un año y medio después, con tan solo 24 años, el propietario me ofreció el traspaso de ese establecimiento. En aquel momento hacerse con la tienda no era fácil -pues no contaba con recursos- y había que hacerse cargo de los doce trabajadores. No quería fallar, había que cumplir.

-¿Cuál ha sido el momento más feliz de su trayectoria como empresario?

-En esa primera tienda, donde empecé, estuve casi diez años. Fue una época muy feliz. Mi objetivo principal era sacar adelante a mi familia y cumplir con todos aquellos que habían confiado en mí. Ahora soy feliz siempre que cumplimos con los objetivos. Se trata de intentar hacer las cosas hoy un poquito mejor que ayer, y generar, si es posible, más empleo y riqueza en nuestro entorno.

-¿Y el más triste?

-Cuando falta algún trabajador.

-Fue tendero en una carnicería. ¿Por qué la suya subsistió y otras no?

-Gracias a los clientes por su confianza. Durante estos casi 50 años, nuestros clientes nos han premiado valorando nuestra forma de trabajar y eligiendo nuestros establecimientos para hacer la compra. Estamos en un sector muy competitivo que nos obliga a mejorar constantemente: ofrecemos calidad, precio y atención. Igual a servicio y servicio.

-Comenzó perdiendo dinero. ¿Pensó alguna vez en dejarlo?

-No, nunca. Un capitán nunca abandona el barco. Yo tampoco.

-La buena atención al público es una de sus máximas. ¿Es verdad eso de que el cliente siempre tiene la razón?

-Sí. El cliente siempre tiene la razón y una queja es siempre una oportunidad para mejorar. Tenemos el deber de hacerlo bien todos los días. En esencia el negocio de la alimentación no ha cambiado mucho en estos casi 50 años. El cliente sigue queriendo calidad, servicio y atención, y buen precio.

-Ha dicho en alguna ocasión que en aquellos años la competencia entre empresarios del mismo sector era necesaria para pagar las tasas. ¿Se ha perdido ese respeto por el competidor buscando una mayor cuota de mercado?

-La empresa Froiz siempre ha tenido y tiene respeto y admiración hacia todas las empresas de la competencia. En cierto modo, ha sido el mercado el que nos ha obligado a crecer para defendernos. Es nuestra obligación hacerlo mejor cada día.

-Froiz no ha estado tan afectado por la crisis como otros empresarios. ¿Es el sector alimenticio más inmune a ella?

-El impacto en el sector alimentación fue menor que en otros, como la construcción, pero también lo sentimos. Fueron años difíciles donde hubo una subida del IVA, encarecimiento de la electricidad y del gasóleo, tasas históricas de paro? Y es que no es lo mismo vender un kilo de carne que un paquete de sopa.

-¿Hasta dónde puede seguir creciendo Froiz?

-Hasta donde nuestros recursos nos lo permitan y siempre ofreciendo a nuestros clientes calidad a los mejores precios, y respetando nuestro entorno social.

-Su instalación en el Polígono Barro-Meis es un paso más hacia su consolidación. ¿Puede perder Froiz sus raíces poienses?

-Las raíces nunca se pierden, sirven de estímulo. En el polígono de Barro-Meis centralizaremos la logística de toda la empresa, lo que nos permitirá garantizar nuestro crecimiento en los próximos años. Aquí en Lourido queda nuestro domicilio social, y también las oficinas centrales.

-¿Cómo se puede competir ante la pujanza de otras empresas más potentes, con más recursos y con la posibilidad de ofrecer un producto propio y de buena calidad a un precio más bajo?

-Se trata de intentar hacer las cosas bien, hoy un poquito mejor que ayer y seguir ofreciendo calidad a los mejores precios. Nosotros vendemos también productos con nuestra propia marca "Froiz". Son productos de alta calidad fabricados por empresas de referencia en el mercado y a muy buen precio. Por ejemplo la leche Froiz es envasada por la cooperativa Feiraco, los yogures los fabrica Clesa, mucho del embutido lo envasa Coren, las conservas proceden de distintas conserveras gallegas como Pescamar, Lago Paganini, Frinsa, Conservas Valcárcel, Pay Pay, entre otras? Las mermeladas y siropes los fabrica Helios, los zumos y néctares son de Juver, los quesos de García Baquero, el jamón cocido de Argal, las salchichas de El Pozo, las galletas de Gullón, las salsas de Ybarra, el pan de molde de Dulcesol y los cepillos de dientes de Pierrot, entre muchos otros ejemplos. Y es que los productos de marca propia representan en nuestro surtido el 20% del total.

-Froiz empezó con un pequeño comercio. ¿Están abocados al fracaso hoy día ese tipo de tiendas ante la presión de las multinacionales y las grandes cadenas?

-No, si se hacen las cosas bien, y se busca un nicho de mercado adecuado y con ganas y conocimiento.

-Fue emprendedor en los años 60. ¿Hay más miedo a emprender ahora?

-Creo que no, ya que la juventud sigue emprendiendo y con ganas e ilusión.

-Contratar y despedir empleados es más barato con las nuevas reformas laborales. ¿Fomenta eso la creación de empleo? ¿Estamos en la buena dirección para salir definitivamente de la crisis?

-Contratar y crear empleo y riqueza en nuestro entorno es siempre una alegría. Despedir es siempre doloroso.