Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La reapertura de la puerta del Mediterráneo

El yacimiento arqueológico de A Lanzada podrá visitarse desde mediados de agosto

Aspecto general del yacimiento, que podrá ser visitado en los próximos días, a la espera de su musealización. // R. Vázquez

El espigón de tierra que se introduce en el mar frente al islote de A Lanzada no es uno más de los muchos que hay en Galicia. La ermita de su extremo y los restos de una fortaleza medieval realzaban su atractivo, pero los descubrimientos del pasado año en su yacimiento arqueológico prerromano lo confirman como un enclave único para entender mejor nuestro presente que será visitable en unas semanas. El equipo de arqueólogos de la Diputación concluye estos días los trabajos de restauración y consolidación de las estructuras, que se abrirán al público a mediados de agosto.

A partir de entonces, cualquier persona podrá observar de cerca los restos que han cambiado la relación con nuestro pasado. Porque más de 15.000 piezas de distinta índole, cerca de dos decenas de esqueletos de niños y adultos y, sobre todo una factoría de salazón y conservas acreditan la excepcionalidad de un lugar que sugiere una civilización galaica mucho más avanzada de lo que creían los historiadores.

Los muros quedarán abiertos la semana del 14 de agosto. Para ver las piezas y esqueletos todavía habrá que esperar un poco más, pues a partir de ese momento corresponde al Ministerio de Fomento encargarse de la musealización del yacimiento y a los expertos investigar los objetos para dar respuesta a algunas de las mayores incógnitas que han suscitado estos hallazgos.

Según expone el director de campaña de estos trabajos, Rafael Rodríguez, a finales de año será posible explicar con mayores certezas cómo era la vida de nuestros antepasados, cuál era su relación con otras culturas y qué circunstancias produjeron algunas misteriosas muertes.

"El tema de los críos es quizá, de todos los elementos que tenemos, uno de los que más nos está rompiendo la cabeza", reconoce Rafael Rodríguez al referirse a los 13 cadáveres de niños que, estirados y encogidos como si hubieran estado metidos en sacos, aparecieron en A Lanzada hace unos meses. Los restos se hallaban en la gran necrópolis, a un lado de los demás cadáveres, pero nada se sabe aún de las circunstancias de sus fallecimientos.

En cualquier caso, sí existen ya otras evidencias que parecen contrastadas. Los trabajos actuales documentan vida en este castro desde el siglo IV antes de Cristo, pero Rodríguez cree que en los estratos más duros, donde aún no han trabajado, podría haber signos que se remontaran al siglo VIII antes de Cristo convirtiéndolo en uno de los yacimientos más relevantes del noroeste peninsular.

La factoría prerromana de salazón nos da pistas sobre qué comían los antiguos pobladores de A Lanzada. Gracias a ella sabemos que el perro y los lobos estaban en su menú, que existían cuidadas estrategias de pesca, elaboraban conservas y probablemente salsas y que tenían algo más que contacto con pueblos del norte de África y el sur de la Península.

"Parecía que solo eran intercambios comerciales; pero ahora vemos que, además de eso, esa gente deja su poso aquí a través de ideas o de la explotación del mar", a lo que se une la imitación de objetos de estas tierras como vasijas. A Lanzada "abre la puerta de las Rías Baixas al Mediterráneo", los lazos eran mayores de lo que se pensaba.

Joyas, espadas cortas, restos de comida y esqueletos mantienen vivos los misterios de A Lanzada, mientras los científicos redescubren nuestro pasado. Un lugar desde el que los más antiguos abuelos vieron prosperar una civilización prerromana, se adaptaron a la llegada del Imperio y acabaron asistiendo a su caída.

Compartir el artículo

stats