La estación de autobuses vivió ayer una nueva jornada, la octava, del sector del transporte, que volvió a paralizar casi por completo la actividad. El recinto acogió una nueva asamblea de los trabajadores con el fin de preparar un paro indefinido que iba a comenzar hoy en toda Galicia y que finalmente quedó suspendido hasta agosto. Los sindicatos admitían por la mañana que las movilizaciones se debían dirigir hacia las empresas y reducir en lo posible las molestias a los usuarios, que hasta ahora son las principales víctimas del conflicto, ya que apenas hubo servicios en funcionamiento y no se respetaron los servicios mínimos.