La forma en la que David Oubel Renedo, acusado de asesinar a sus dos hijas en Moraña en julio de 2015, planificó y ejecutó el terrible crimen "encaja en el perfil del criminal psicópata". Al menos así lo explicaron los peritos psiquiatras que examinaron hasta en cuatro ocasiones al parricida confeso.

Los dos peritos confirmaron que en dichos análisis no hallaron ningún tipo de patología o trastorno psiquiátrico en el acusado que pudiera afectar a su estado mental en el momento de los hechos. Otros dos profesionales del instituto de medicina legal de la Comunidad de Castilla y León, que realizaron otro informe del acusado mientras este se encontraba en prisión preventiva en el centro penitenciario de Mansilla de las Mulas, también descartaron cualquier "alteración de las bases de la imputabilidad" en el acusado. Es decir, que no hallaron ningún tipo de alteración mental que "le impida comprender lo que va a hacer".

"Narcisista"

Los primeros peritos insistieron en destacar los rasgos de personalidad "narcisistas" y "psicopáticos" del procesado pero sin llegar en ningún caso a suponer un trastorno que le afectase en el desarrollo de su vida de forma normal. En cuanto a la ejecución del crimen, indicaron que este "no entra claramente en el rango de los delitos impulsivos o totalmente descontrolados", es decir, no encaja en un crimen improvisado o cometido por alguien que padece una enfermedad mental. "Viene a cumplir más bien los criterios de un crimen que se comete de forma utilitaria o de personalidad psicopática", aseguran.

Los forenses llegan a esta conclusión en base a cuestiones como la "premeditación": "Es un hecho que está pensado" y recordaron como el acusado meditó qué tipo de arma iba a utilizar además de dejar varias notas manuscritas y enviar dos cartas manifestando sus intenciones.

También explicaron como más habitual que en estos perfiles de crímenes psicopáticos, las víctimas elegidas sean personas cercanas al autor. Por último volvieron a señalar la "falta de empatía" y la "frialdad" del acusado a pesar de que las víctimas eran sus hijas. Destacan que las respuestas que daba Oubel sobre estos hechos a las personas que se entrevistaron con él no acompañaban ningún tipo de sentimiento como pudiera ser desesperación a pesar de tratarse de la muerte de sus dos hijas. "Si alguien hubiera hecho algo que no quería hacer afectado por algún tipo de trastorno mental su respuesta posterior ante estos hechos sería diferente", explicaron, al tiempo en que insistieron en su "actitud fría y distante".