El Comité de rarezas de la SEO/Birdlife, Sociedad Española de Ornitología, las incluyó en 2012 en su lista de aves extrañas en nuestro país. En cambio, hoy son ya paseantes habituales de la calle Benito Corbal. La familia de gansos del Nilo que hace unos meses instaló su nido en lo alto de un edificio del centro de la ciudad volvió a protagonizar ayer la excursión más singular del casco urbano.

La madre y sus seis crías se descolgaron del edificio por la mañana, tal y como ya hicieran el pasado mes de abril, cuando su sorpresivo paseo obligó a cerrar el paso al tráfico en Benito Corbal minutos antes de las 10 de la mañana, e iniciaron su particular ruta ante el asombro de los viandantes. Esta vez el revuelo de su caminata fue menor, pues salieron de su nido madrugadores, en torno a las 7 de la mañana, antes de que se registrara gran actividad en la vía pontevedresa.

Al rescate de las aves acudió una patrulla de la Policía Local, que logró agrupar a todos los gansos en un garaje y recuperarlos, para enviarlos posteriormente al centro de recuperación de Aves de Cotorredondo. Precisamente el menor alboroto de esas horas facilitó la labor policial, ya que, en la ocasión anterior, los ejemplares adultos habían huido despavoridos ante el numeroso público y solo los especialistas medioambientales de la Xunta pudieron poner fin a su andadura.

Especie invasora

La simpática imagen de estas aves, que han sido avistadas en otros puntos de la ciudad, como en Os Gafos o el Puerto de As Corbaceiras, no oculta sin embargo su condición de especie invasora. Tanto la Sociedad Española de Ornitología como el Catálogo Español de Aves Exóticas advierten de la peligrosidad de esta especie originaria de África que, de encontrar acomodo y las condiciones necesarias para extenderse, puede adoptar actitudes agresivas y destruir los nidos de especies autóctonas. "Son depredadores en los lugares donde se asientan en masa, lo que puede ocurrir con el paso del tiempo de no detenerse su llegada", advertía hace ya unos años a este periódico un técnico de Medio Ambiente.

Los primeros avistamientos frecuentes de estas aves en nuestro país datan del año 2006 y desde entonces se han reproducido por diversas zonas del mapa español y de otros países europeos. Madrid, Extremadura, los márgenes del río Miño y, desde luego, Pontevedra han sido algunos de esos lugares en los que estos animales han hallado un nuevo hábitat.