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Larga vida a la dorna "Manuela"

Amigos de las embarcaciones tradicionales festejan hoy el centenario de la embarcación decana de A Moureira

La dorna Manuela, navegando por la ría de Pontevedra. // Álvaro Dobarro

La dorna fue siempre un patrimonio valioso, un bien preciado que solía ser un regalo de boda de los padres al hijo para que este pudiese seguir faenando y sostener a su nueva familia. Bien podría ser el caso de la dorna Manuela, que hace un siglo salió de una carpintería de ribeira de la ría de Arousa.

Mide 3,95 metros, cuenta con casco de madera construido en tingladillo aparejada con vela al tercio. Para determinar exactamente su origen habría que comparar estas hechuras con las de otras embarcaciones de su época, pero no encuentran dornas de su antigüedad.

Con todo, más que un estudio histórico lo que persiguen los defensores del abandonado patrimonio marítimo gallego es que la dorna Manuela sirva para divulgar la necesidad de salvaguardar las embarcaciones tradicionales y los antiguos modos de navegación, en consonancia con la idea actual de construir museos vivos, flotantes.

En estos momentos hay solicitudes para poner en marcha en Galicia 9 pantalanes flotantes y visitables en los que amarrar embarcaciones tradicionales, malecones como el que está en funcionamiento en Bouzas. Estas peticiones (una de ellas para Portonovo) se enfrentan a las objeciones de Portos de Galicia, que hasta el momento ha bloqueado los proyectos de creación de los museos vivos.

A pesar de su valor las dornas no eran registradas y tampoco hay constancia de en qué momento pasó Manuela a la ría de Pontevedra. Se sabe que tuvo a Porto Meloxo como base antes de llegar a A Moureira a mediados del pasado siglo. A partir de ese momento fue una embarcación estrechamente relacionada con el barrio y de hecho es la última dorna que fue vista en el puerto.

Los vecinos de mayor edad todavía recuerdan cuando las dornas llegaban de la Illa de Ons cargadas de marisco, especialmente percebe, para las tabernas y particulares. Regresaban llenas de productos que necesitaban los isleños para la vida cotidiana, mientras que para el transporte de mercancías de mayor tamaño se utilizaban galeones: en A Moureira se conservan enganches para el ganado que iba a ser embarcado y varias imágenes de época constatan en desembarco en la isla de cerdos y vacas adquiridos ese mismo día.

El transporte residualmente y en esencia la pesca fueron durante décadas las dedicaciones de la dorna Manuela, no en vano es una polbeira por excelencia; su pequeño tamaño facilita la movilidad entre las rocas y permite mantenerse a remo sobre un punto concreto del mar.

No le bastó este carácter laborioso y a finales del pasado siglo se fue deteriorando hasta llegar al límite en un temporal en el año 2000. Su actual propietario no daba crédito cuando la vio derribada entre coches, después de que las acometidas del mar la arrastrasen al muelle primitivo de A Moureira.

"Entre el paso del tiempo y la mala educación de los conductores a punto estuvo de no sobrevivir", lamenta su actual propietario, al que animaron las palabras de Víctor Fernández, entonces presidente de la Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial, en el sentido de que un barco conserva plenamente su valor histórico mientras siga teniendo parte de su estructura primitiva o se haga permanecer en la memoria colectiva.

Motivado por este espíritu, trasladó la dorna a una carpintería de ribeira. Allí fue meticulosamente restaurada y en los últimos años ha protagonizado episodios destacados para la cultura marítima: es embarcación fundadora de la Asociación Galega de Barcos Clásicos e de Época y de la Hermandad de Navegantes de Clásicos, colectivo con más de 1.000 cofrades en todo el mundo.

Actualmente su puerto base es Combarro, la villa marinera que hoy será escenario de su celebración de cumpleaños, organizado por la Hermandad de Navegantes de Clásicos y las asociaciones de Armadores de Dornas, Cultural Cabodeiro y del Patrimonio Cultural e Fluvial do fondo da Ría de Pontevedra.

Para apadrinar la ceremonia se desplaza desde Portugal con su tripulación José Oliveira Fernandes patrón de la embarcación Pé-Level, hermanada con Manuela, que con sus 117 años es la más antigua del país vecino y que presidió con el presidente de la república los actos del Día da Marinha do Tejo.

Fernandes, que acude a la ría de Pontevedra con otra embarcación de la que es patrón, la Ana Paula, una canoa do Tejo, será el encargado de felicitar la larga vida de la decana de A Moureira y desearle al menos otro centenar de años sobre el Atlántico, calzada líquida que une a los gallegos con el mundo.

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