La instalación de "lombos" y reductores de velocidad en todas las parroquias del rural, que ha sido objeto de polémica en los últimos días por el rechazo vecinal surgido en Verducido, no cesa, tanto por parte del Concello como, en las últimas semanas, por la Diputación Provincial.

La parroquia de Tomeza se ha sumado a este "mapa" de pasos sobreelevados, con la instalación de un buen número de ellos en al menos dos carreteras de titularidad provincial, la EP-0002, que enlaza la zona de O Marco con Vilaboa, y la EP-0006, por la que se accede desde este último vial a la iglesia de San Pedro, entre otros lugares. Solo en los dos kilómetros existentes entre la rotonda de O Marco y la iglesia parroquial hay ocho. Buena parte de estos nuevos elementos cuentan con señalización específica de velocidad limitada a treinta kilómetros por hora. En algunos aún falta.

De este modo, Tomeza se une a parroquias donde existen planes de instalación generalizada de "lombos" con el fin de reducir la velocidad del tráfico y garantizar la movilidad peatonal. El Concello tiene en marcha actuaciones de este tipo en Salcedo y Mourente y la Diputación ya aplica estas medidas en varios puntos, entre ellos en Verducido, donde acaba de surgir un movimiento de rechazo que se ha convertido ya en una plataforma vecinal denominada "O Rural Existe".

Precisamente Tomeza, junto con Verducido y Santa María de Xeve, es uno de los lugares donde hay residentes integrados en este colectivo, formado por "un grupo de vecinos del rural del municipio" que surge con "la intención de activar el movimiento vecinal en la búsqueda de alcanzar mejoras sensibles para nuestras parroquias", según un comunicado firmado por Rafael Abelleira, de Xeve, uno de los núcleos donde surgió este movimiento de rechazo a los "lombos".

Pese a que se apuesta por lograr "mejoras sensibles" para estos territorios, la primera de las demandas es, precisamente, la de "exigir a la Diputación Provincial y al Concello de Pontevedra la retirada total o parcial de los resaltos instalados en las carreteras de nuestras parroquias, de forma masificada y sin ningún tipo de consenso con los vecinos".

En el marco de esta polémica, varios de estos pasos sobreelevados fueron objeto de un boicot en el que se manipularon las señales pintadas en el suelo de 30 km/h -que se reconvirtieron por unas horas en 80 km/h- e incluso algunos de los pasos mostraban signos de haber sido picados con algún tipo de herramienta.

Tanto la Diputación -cuyo departamento de movilidad está dirigido por el BNG- como, sobre todo, el Concello, alegan que los "lombos" son objeto de demanda permanente por parte de los vecinos, con el fin de reducir la velocidad de los coches en estos viales. De hecho, se atribuyó la reciente manipulación de los pasos sobreelevados a las "ganas de correr en medio de las casas".

Aunque se instalación ya se ha aplicado en varias parroquias y está programada en algunas más, el primer foco de rechazo fue en Verducido, cuya plataforma reclama también que "se lleve a cabo la reforma integral de aquellas carreteras que precisan de asfaltado, ensanche, construcción de arcenes y aceras donde sea posible, señalización vertical y horizontal y sin descartar la instalación de medidas alternativas de calmado del tráfico menos intrusivas y más económicas, pero solo donde sea estrictamente necesario, en zonas especialmente sensibles y siempre de forma consensuada con los vecinos".