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Rosa Pérez: "Tuve muchos problemas de salud; una vida muy dura"

Rosa Pérez, como casi todas las mujeres del sector, comenzó a mariscar siendo una niña. Es consciente de que las condiciones para las mariscadoras han mejorado, pero también de que sigue siendo una profesión difícil. Además, recuerda que en Pontesampaio antes abundaban el berberecho y la almeja fina, que se cogían "por sacos". En su familia siguen la tradición del marisqueo dos hijos.

-¿Cuánto tiempo lleva jubilada?

-Ya llevó jubilada 14 años, pero tengo 67.

-¿Qué precipitó su retirada profesional tan joven?

-Tuve muchos problemas de salud. Tuve problemas de huesos, de rodilla, me operaron, la columna se me torció, pasé un cáncer de mama...

-Es una profesión muy dura para estar enfermo. ¿Cree que ha mejorado en ese sentido?

-Ahora lo llevan un poco mejor. Antes teníamos que andar muchísimo. Al principio, cuando se vendía lo recogido en la zona de Pontesa era una maravilla, pero después se cambió a la lonja de Arcade y teníamos que caminar cargadas todo el trayecto. Ahora, afortunadamente, a las mariscadoras las llevan y las recogen en coche. Además, el sacho no facilitaba tanto el trabajo como el ancazo o el gancho, que se usan ahora. Como quien dice, ahora se marisquea de pie. Aunque sigue siendo una profesión muy dura igual.

-¿Cómo recuerda sus inicios en el marisqueo?

-Iba con mi madre cuando tenía siete u ocho años. Lo recuerdo duro, con la humedad en una poza. Después ya usábamos las botas, cada vez más altas. Tuve una vida muy dura.

-¿Y la producción de la ría? ¿Ha cambiado?

-Mucho. Antes había más berberecho. Venían los camiones de Vigo y a las dos y tres de la mañana cargábamos las cestas. Ahora ya no hay berberecho. Lo mismo pasa con la almeja fina. Antes podías recoger la que querías, un saco entero. Ahora, si consigues una taza bueno es. La que hay más es la japónica.

-¿Han seguido la tradición en su familia?

-Mi marido también trabajó en esto. Ahora mis dos hijos se dedican al marisqueo.

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