El precio de la sardina, el plato por excelencia de la noche de San Xoán, ha comenzado a subir esta semana. Lo ha hecho poco, pero por lo de pronto ya está al doble e incluso el triple de lo que se vendió durante todo el invierno.

A una media de 6 euros el kilo se podía comprar ayer la sardina en la Praza de Abastos de Pontevedra, un precio que, buscando por los diferentes puestos y sabiendo "relear" , todo un arte, se podía reducir hasta los 5 euros.

"Es sardina buena, porque es del xeito. También depende de la zona en la que haya sido pescada. Esta, en concreto, en la Ría de Arousa, que es la mejor", explica Rosa Búa, una de las placeras, que ayer la vendía a 6 euros el kilo, el doble de lo que se vendió durante el invierno, a 3 euros e incluso a 2. El aumento del precio, además de la proximidad de la Festa de San Xoán, también se debe a que la sardina se encuentra ahora en uno de sus mejores momentos. "Incluso, mejor, mejor es a partir del mes de julio", informa. Ya que es entonces cuando este pescado azul tiene más grasa y está más sabrosa.

"Hubo años a 15 euros"

Los vendedores del Mercado prevén que el precio se siga incrementando a medida que se acerca la noche de San Xoán, cuando puede llegar a alcanzar los 10 euros e incluso superarlos. "Hubo años en los que se pagó a 15 euros el kilo", confirma Eva Fernández, que añade que "todo depende de la cantidad que llegue el viernes".

En este sentido, el viento tiene un papel muy importante, ya que cuando sopla del Norte escasea.

En Pontevedra también se vende sardina de la zona de Ribeira y del Norte, del Cantábrico. Esta es más barata y no es tan fresca, "ya que llega al día siguiente", recuerda María José Fernández. "La más rica es la de la zona de Pontevedra y Arousa", coincide con otros vendedores.

Pese a ello, también se venden sardinas de otras zonas diferentes a las Rías Baixas. "El día de San Xoán les da igual, sobre todo en los sitios con grandes aglomeraciones de gente".

La sardina, como todo el pescado azul, pierde sabor, según los más entendidos, cuando es congelada, aunque algunos clientes optan por este método de conservación para evitar los elevados precios del último día.

"De todas formas, la que te ponen en las hogueras es congelada. Yo, por eso no la compro para estas fechas. Tengo todo el año para disfrutarla. Con esto pasa como con el marisco en Navidad. Hay más días para comerlo", asevera una asidua cliente del Mercado pontevedrés.