La historia de la pequeña Lola es tan triste como lo puede ser la de cualquier otro perro abandonado en la calle, solo que ella, a mayores, sufrió unas lesiones tan graves que no podía caminar. Ahora, gracias a varias sesiones de fisioterapia canina, no solo anda, sino que también corre. Un cambio radical. Su ángel de la guarda, en este caso, además de la protectora Os Palleiros, es Belén Rey, veterinaria de Santiago de Compostela especializada en rehabilitación y fisioterapia animal.

Lola es una perra de tamaño pequeño y de raza mestiza de entre uno y dos años que fue recogida en una carretera. Estaba paralítica de las patas traseras por lo que primero fue sometida a un tratamiento farmacológico y a un TAC. En esa prueba se vio que tenía una lesión que no era operable. "No tenía nada de movilidad. Era una hernia discal, pero no operable. Había una inflamación que es la que provocaba que no pudiese caminar", explica Belén Rey, que añade que la sospecha de más peso es que hubiese sufrido un atropello.

La veterinaria apunta que la aplicación de fisioterapia a un animal es independiente de su edad. "Nos guiamos más por la sintomatología y por lo que nos diga el TAC, que da una imagen completa", informa.

Rehabilitación

Lola se deja hacer, ahora mucho más que durante las primeras sesiones. "Cuando la cogimos tenía sensibilidad profunda, pero no superficial, porque le tocabas la piel y no lo notaba. Llevaba las patas a rastras y caminaba con los nudillos del revés porque no sabía cómo las tenía colocadas", recuerda.

Es en estos casos de sensibilidad profunda cuando la rehabilitación se aconseja plenamente. La de esta semana ha sido la quinta sesión de Lola y el cambio ha sido espectacular: pasó de arrastrar sus patas a caminar y corretear.

Lola es tratada con masajes, ultrasonidos, magnetoterapia, láser y electroestimulación.

"Las sesiones son espaciadas, pero en este caso también ayuda que en su casa de acogida la someten a quince minutos de ejercicios diarios", subraya la fisioterapeuta.

La previsión es que la perra recupere todavía más. Esta evidente mejoría también influye en su carácter, ya que "está toda contenta". "Es una perra encantadora, pequeñita, muy fácil de manejar... A ella le encanta la fiesta, ir por ahí, de perrito en perrito saludando y siguiendo a todo el mundo", indica Belén Rey.

Lola está en adopción, de ahí que su máxima recuperación sea importante. No es el único animal de la protectora Os Palleiros que está recibiendo tratamiento en este sentido. También Tris recibe sesiones debido a una lesión en una pata delantera, de la que ha mejorado mucho. "La iba arrastrando porque no le funcionaban bien los nervios del equivalente a nuestra axila. Es una perra que vino bastante mal. Tenía un tumor y ahora le ha aparecido otro", se lamenta.

A Belén Rey en concreto le gusta más manipular a perros de tamaño grande, "simplemente porque lo tumbas y ya se queda así, le haces una caricia y trabajas con él", explica. Cuando son pequeños opta por tratarlos en el regazo o, directamente, en brazos. "Ahí están encantados, en lo alto, viendo las cosas", dice divertida.

Esta especialista, de RehabilitaVet, se mueve por distintos lugares de Galicia, ya que, asegura, en la comunidad autónoma solo hay ocho veterinarios especializados en fisioterapia animal.

Otros casos

Se ha encontrado casos mucho más difíciles que el de Lola, como el de algún can paralítico de cuello para abajo o de las cuatro patas, que necesitaron meses de tratamiento.

Las sesiones de rehabilitación no son baratas, rondan los 50 euros, que se quedan en un precio simbólico, por desplazamiento o similar, cuando se realizan para algún animal acogido en una protectora o santuario, puntualiza Belén Rey. "En esos casos, mi propia aportación solidaria es esa mano de obra", indica.

"Todos los animales merecen cariño y posibilidad de mejoría. La satisfacción que es poder ver a un perro que estaba tirado, sin poder moverse, jugando con sus amigos después... es impresionante, sobre todo perros que han tenido una vida muy mala, abandonados, gatos con balines... ¿Quién más se merece ayuda que ellos?", considera la veterinaria, que, entre otros animales, adoptó a una perra de caza, que ahora tiene quince años, con la cadera rota y mal soldada. "Ahora se viene conmigo y hace kilómetros", concluye una profesional que predica con el ejemplo.