Telas, mimbres, yesos, maderas o metales son algunos de los materiales que emplean las diez artistas participantes en "Proxecto Táctil. Arte para tocar", exposición que abrió sus puertas ayer en la Casa das Campás, donde podría visitarse durante este mes y que busca facilitar que las personas con ceguera o deficiencias visuales se aproximen al arte.

Se invita a los espectadores que no presenten ceguera a hacer uso de antifaces para percibir de un modo alternativo las obras porque, como recordó el director del Centro de Recursos Educativos (CRE) de la Once, José Ángel Abraldes, "cuando tocamos sentimos cosas distintas; el sentido de la vista prima sobre los otros" y a veces cerrar los ojos los proporciona "una nueva percepción".

Una decena de creadoras, todas ellas alumnas de la Facultade de Belas Artes y de la escuela de moda Esdemga (Laura Álvarez, Andrea Domínguez Torres, Mari Luz Feijoo, Alejandra Lago, Loaira Peres, Pilar Picas, Yolanda Ríos, Irene Romero, Anabel Santos Leites y Renata Sierra) firman los trabajos, en los que se hace uso de un amplio abanico de materiales y también de inspiraciones.

Un ejemplo es la pieza de Anabel Santos, concebida inicialmente para vestir, una falda reconvertida en escultura en tela. Por su parte, Andrea Domínguez presenta flores en cerámica y Laura Álvarez hace uso de un calefactor y de tejido para componer su propuesta.

"Me sorprendió cómo cambia la percepción", indica una de las artistas, mientras que la decana de Belas Artes incide en que la "tiranía del audiovisual" también contribuye a que seamos "más pasivos con otros sentidos".

Frente a ello, la idea es que en esta ocasión el espectador pueda conocer a través de las manos, evitando la información que proporciona la visión, un sentido claramente predominante. Así, a través de la exploración háptica, es decir mediante el tacto, el visitante pueda intuir la forma de cada pieza escultórica.

Los técnicos del CRE Xaime Domínguez Toxo y Eugenio Sánchez colaboraron con las estudiantes para formarlas en conceptos como la exploración háptica y la utilización de materiales más adecuados para ser percibidos mediante el tacto.

Es un modo poco habitual de aproximarse al arte contemporáneo y como resultado los visitantes "van a notar sensaciones que habitualmente no tienen", recuerda la decana de Belas Artes y comisaria de la muestra, Silvia García González. Ésta incide en que "en los museos no se dejan tocar las piezas con la repetida excusa de que se dañan las piezas, no son instituciones inclusivas, necesitamos evolucionar más".

Se trata de una reivindicación en la que coincide con el director del CRE de la Once, que destacó que "en muchos museos y exposiciones no podemos tocar".

Frente a estos impedimentos no siempre lógicos o fundamentados en la conservación de las obras, se congratuló de que "cada vez los artistas son más sensibles" a las necesidades de las personas con discapacidades. Felicitó a Belas Artes por "este proyecto totalmente pionero", un aplauso en el que coincidió con el vicerrector del campus, Juan Manuel Corbacho, que además incidió en que "el mayor mérito es la iniciativa de los estudiantes de mostrar su creatividad para ponerla al servicio de la inclusión y la innovación social".