Los dos hijos de 20 y 22 años de María Antonia Portela y el menor de 16 años de Raquel Díaz fueron detenidos en varias ocasiones tras las denuncias presentadas por otra menor y su madre en las que los acusaba de graves delitos como violación, allanamiento de morada o amenazas, dado que incluso llegó a acusarlos de entrar en su domicilio para matar a su perro y degollar a su gato.

Ahora, el juzgado de instrucción de Pontevedra acaba de decretar el archivo de todas las investigaciones abiertas contra estos tres jóvenes, incluida la principal de violación, e incluso abrió la puerta a que se deduzca testimonio contra la denunciante por si hubiera incurrido en una denuncia falsa. No obstante, la Fiscalía parece no estar por la labor de abrir un procedimiento contra la denunciante y su madre al no haber quedado claro, según dicen estas mismas madres, que la menor "tuviera la intención" de engañar a la Justicia. Esta postura del Ministerio Público ha llenado de rabia e indignación a María Antonia Portela y Raquel Díaz, quienes ayer decidieron presentar una denuncia ante el juzgado de guardia contra las denunciantes. "A ver a dónde llega", se preguntaban ante el edificio judicial, después de no obtener el apoyo de la Fiscalía.

Estas dos madres aseguran que hay pruebas forenses que no solo certifican que nunca existió ninguna violación (tanto del examen de la menor como de los jóvenes, aseguran que se descartó que hubieran mantenido relaciones sexuales), sino que afirman que también quedó demostrado que incluso la joven llegó a crear un falso perfil de Instagram de uno de los denunciados para hacerse pasar por él e incriminarlo en esta supuesta violación. Las dos madres lamentan que los tres jóvenes quedarán estigmatizados en el barrio de Pontevedra en el que viven y en donde las acusaciones, ahora rechazadas por el juzgado, son ya de dominio público.

Se preguntan "¿qué Justicia es ésta?" que "está amparando a quien ha denunciado en falso". Afirman que, pese al archivo de estas causas, todo este asunto deja "dos familias destrozadas" tras las detenciones de los jóvenes (en uno de los casos se prolongó durante 19 horas). María Antonia Portela asegura que durante este proceso "perdí mi casa, mi dignidad, enfermé..., escuchaba a mi hijo suplicar mamá que soy inocente, ¿quién me va a compensar a mí por todo esto?", se pregunta. El menor investigado tuvo que dejar el instituto por el acoso de sus compañeros. "Los niños tienen miedo hasta de ir a comprar el pan", afirman.

Las dos aseguran estar decididas a "no parar" hasta que la Justicia, cuando menos, decida investigar por denuncia falsa a las personas que acusaron a estos jóvenes, ahora ya exonerados, de violación.