José Pazos Gamo fue la primera persona con la que pudo contactar en tierra, Carlos CarballaCarlos Carballa, el superviviente del naufragio del "Nuevo Marcos" que llegó a tierra después de nadar casi hora y media en unas condiciones muy adversas de viento y frío. Este joven, residente en A Canteira, se encontraba paseando su perro en esta playa muy temprano, antes de acudir a su trabajo como repartidor del pan.

De repente, observó a una persona mojada y sin zapatillas que bajaba con dificultad por las escaleras del bar Parada hasta la playa. Carballa, intentaba contactar con alguien que alertase a los servicios de emergencia del naufragio, dado que no se había podido emitir una alerta. Del resto de la tripulación del "Nuevo Marcos", su padre y otros tres compañeros, no sabía nada. "Cuando llegó a mí, se cayó de rodillas del esfuerzo", explica. "Tenía hipotermia, temblaba mucho, tenía muchos mocos, estaba muy mal", relata. "Yo solo le entendí: "Ayuda, ayuda, mi padre"; y le preguntaba que dónde estaba, de dónde había salido él. Me respondía que del mar".

La reacción del joven repartidor fue salir corriendo a su casa para buscar mantas y toallas con las que hacerle entrar en calor. El náufrago temió que, asustado, lo que hacía era escapar: "Eché a correr hacia casa y él pensó que tenía miedo, e intentó venir detrás de mí pero se iba cayendo", ya no tenía fuerzas. "Le dije que esperase que iba a por mantas y toallas para que entrase en calor. Finalmente le tapé y le subí a casa", explica. "Estaba frío y pálido; también me pidió que le duchase, pero me dijeron del 112 que no lo hiciese porque le podría dar un infarto o algo así por el cambio de temperatura". "Vomitaba trozos de algas", añade sorprendido.

La Guardia Civil y el 061 llegaron de inmediato. José Pazos elude sentirse protagonista: "No hice nada, el que realmente tuvo fe y voluntad fue él". Pero no todo el mundo hizo lo que José Pazos. El náufrago, Carlos Carballa, le relató cómo había llegado a la orilla en una zona entre Chancelas y el Parada y había pedido ayuda sin tener tanta suerte a varios automovilistas que circulaban por la PO-308. Ninguno paró. "También llamó a varias casas, pero o no había nadie o no le abrieron por miedo", cuenta el joven que lo auxilió. Ahora también Pazos intenta recuperarse de lo ocurrido: "Esta noche pude dormir mejor, pero ayer solo dormí hora y media, intentaba hacerlo pero no puedo olvidar sus ojos, la mirada de ese chaval cuando me agarró", cuenta. Ayer pudo volver a ver a Carlos en el tanatorio, en un encuentro emocionado en el que este joven, que perdió a su padre en el naufragio, abrazó al hombre que le prestó ayuda en la playa sollozándole: "Eres mi ángel de la guarda". No pudo salvar a su padre, ni a sus otros dos compañeros de tripulación, pero el aviso de Carlos Carballa permitió localizar con vida a otro tripulante, Adrián, que se encontraba subido a una batea.