"Basta un solo vándalo para fastidiar a una ciudad", lamenta una de las integrantes del grupo ciudadano que se reunió ayer en la calle Sierra para expresar el rechazo a los destrozos sufridos en los últimos años por obras del patrimonio público como las esculturas de Valle-Inclán o la del Fiel Contraste.
De la obra escultórica de la calle Sierra fueron robadas las gallinas haciendo uso de una sierra radial, un enésimo ataque que denunciaron simbólicamente los participantes en el acto.
Éstos sustituyeron las desaparecidas gallinas por otras realizadas en papiroflexia. "Sabemos que hoy mismo seguramente las romperán, pero no nos cansamos de repetir que todo es de todos y es nuestra obligación conservarlo", explican.
Los más pequeños de la casa fueron los invitados de excepción al acto a fin de "transmitirles la importancia de los valores cívicos", señalan los organizadores. Entre esos principios que deben regir la convivencia, el convencimiento de que lo público es de todos, un patrimonio colectivo y como tal todos debemos contribuir a su conservación y protección.
Los promotores de la iniciativa (un grupo heterogéneo formado por profesionales diversos, desde abogados a ingenieros, animadores socioculturales, delineantes etc, que se conocieron en un curso de la Xunta) piensa ya en nuevas acciones reivindicativas, como la sustitución de las desaparecidas chapas que señalizaban el Camino de Santiago a su paso por la ciudad por elementos de cartón. El papel, y los promotores de la iniciativa lo saben, no es tan fuerte como el bronce, pero de igual modo el poder más fuerte y hermoso no es el que sirve para destruir, sino el que se esfuerza en construir.