La variante de Alba, el futuro vial alternativo a la PO-225 para enlazar las carreteras de Vilagarcía y Santiago, se ejecutará con dos carriles, pero la Xunta prevé que en el futuro se pueda duplicar hasta los cuatro. Aunque el Concello, con el que se pactó el trazado final hace unas semanas, no es partidario de esa modalidad, la Consellería de Infraestruturas sí persigue un diseño a largo plazo que podría incluso extenderse a algún tramo de la colindante PO-531, la carretera de Vilagarcía. De hecho, el planteamiento de la Xunta era elaborar una actuación única, de calzada doble, desde la rotonda de Campañó, donde comienza el acceso norte de Poio, hasta el futuro enlace de la variante con la N-550 en Alba.

De este modo., el proyecto que la conselleira Ethel Vázquez, presentó en diciembre al alcalde, Miguel Fernández Lores, tendría un recorrido de unos 1.700 metros (un kilómetro en la PO-541 y 700 metros de la propia variante), con un coste de cinco millones de euros y que debe salvar por un lado el río Rons, y por otro el trazado ferroviario del Eje Atlántico.

Es en estas dos estructuras donde la Xunta ya ha planificado unas dimensiones suficientes para albergar, en su momento, esos cuatro carriles de ancho. El puente sobre el Rons estará dimensionado para esa futura capacidad, al igual que el túnel bajo el tren.

Así lo han confirmado fuentes municipales después de analizar con detalle el proyecto y elaborar un informe técnico al respecto, que admiten que en ese proyecto de diciembre pasado se establecía esa opción de los cuatro carriles en la PO-531, en el tramo entre la rotonda de Alba (donde comenzará la variante) y la glorieta de Campañó donde arranca el acceso norte de Poio.

Se trata de un recorrido de apenas un kilómetro donde la Xunta pensó en aplicar un modelo que en su día se barajó para todo el vial. El Concello formuló entonces sugerencias y cambios en el diseño original que incidían sobre todo en la "innecesariedad" de aplicar esos cuatro carriles en la PO-531. Según fuentes municipales esa opción "incluía la instalación de una mediana central de casi un metro de altura, lo que impedía cruzar de una orilla a la otra, y con una anchura que hacía inviable el tránsito peatonal por las márgenes, sobre todo en el punto por el que la carretera de Vilagarcía cruza bajo la AP-9".

Correcciones técnicas

Con esas advertencias, la Xunta optó por incorporar "correcciones" en el plan original, de modo que hasta finales de este mes o principios de marzo no se expondrá al público. Según el Concello, esas variaciones eliminarían, al menos por el momento, la opción de los cuatro carriles en la PO-531, pero no en la variante de Alba, que se ejecutará con dos pero se diseñará con cuatro para el futuro.

Con respecto, a la variante de Alba estrictamente, las previsiones de la Xunta apuntan a que en el primer trimestre de 2017 se aprobará el trazado, en el segundo se licitará el proyecto constructivo y tras los plazos de exposición pública y alegaciones la obra debería estar en marcha en 2018. La nueva carretera conectará con la PO-531, entre Vilagarcía y Pontevedra en la actual rotonda, y la N-550, o carretera de Santiago, en las proximidades del actual cruce, "en un entorno de 50 a 100 metros".

Se salvará la vía del tren con un paso soterrado y el río Rons con un pequeño viaducto, ambos con la citada capacidad de doble calzada. Para la ejecución de la obra no será necesario expropiar viviendas y su ejecución permitirá salvar el angosto paso actual bajo las vías del tren, donde varios camiones han quedado atascados por la falta de gálibo.

Hace apenas tres semanas, Concello y Xunta cerraban el preacuerdo sobre el trazado, entre las cuatro alternativas iniciales. Se optó por la más corta y con el menor impacto sobre el río Rons aunque tenga que salvar una mayor pendiente. Solo queda pendiente que se incluyan las demandas del Concello en cuanto a la movilidad peatonal y ciclista", de modo que se ejecute una vía similar a la que une Lérez con Monte Porreiro con espacio para el tránsito de peatones y carril bici.