El deterioro de una vieja casa abandonada al pie de la carretera PO-542 (O Pino-Bora) ya venía de lejos pero la alerta no llegó durante el fin de semana de los temporales, sino unos días después, el 11 de febrero, cuando una vecina alertó del riesgo de desplome de, al menos, la buhardilla que corona el inmueble. Los fuertes vientos no hicieron sino agravar el deterioro anterior. Ayer se cumplieron seis días con la calzada balizada en ese tramo, para alejar en lo posible de la casa a los coches ya que la casa presenta una notable "precariedad general", según el informe técnico que maneja el Concello, también elaborado por el jefe de los Bomberos.

En él se indica que "la fachada, construida en sillería de piedra, presenta cierta estabilidad, pero la cubierta permanece en un estado inestable después de sufrir colapso (derrumbe) parcial y agotamiento material". El casetón superior "representa el mayor riesgo de desprendimiento por varios factores", entre los que cita el hecho de que sus paneles laterales son únicamente "cierres de madera impermeabilizado por láminas metálicas". También destaca que la "madera de la cubierta" está "en el límite" de su vida útil, lo que provoca que esa buhardilla presenta una inquietante inclinación hacia afuera. Además, por esa pared discurren varios cables eléctricos que pueden incrementar los problemas.

El informe del jefe de Bomberos añade que el tramo de carretera debe estar cortado al tránsito peatonal y balizado para el rodado, como ocurre desde el mismo sábado, mientras no se resuelve el problema. Además, la orden de ejecución que habría que dictar a los propietarios del inmueble incluiría la obligación de "consolidar o demoler los elementos inestables de la cubierta con riesgo de desprendimiento", todo ello en un plazo máximo de cinco días desde que se les notifiquen a los dueños esas instrucciones.