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Primer aniversario del fuego de "La Moda Ideal"

La recuperación, pendiente de los seguros

El edificio de los Soportales fue declarado en ruina por el Concello de Pontevedra para forzar a su rehabilitación -El inmueble se rige por el plan de protección especial Peprica

La posible rehabilitación del edificio que albergaba "La Moda Ideal" sigue siendo un hecho muy lejano. El fuego hizo colapsar gran parte de la estructura interior del inmueble de A Ferrería, de bajo y tres plantas, lo que complica su recuperación. A ello hay que sumar la pelea entre las compañías aseguradoras, cerca de una decena, de los diferentes afectados.

La propietaria del inmueble del siglo XIX es Natalia R. Ozores, una mujer de avanzada edad, cuya vivienda, anexa al edificio siniestrado, también resultó afectada por el fuego. Un par de meses después del suceso, aseguraba a FARO que le gustaría recuperar el edificio, aunque también reconocía que iba a ser una tarea muy complicada. También era consciente de que, pese a cualquier recuperación, "nunca volverá a ser lo que fue".

El Concello de Pontevedra declaró de oficio el estado ruinoso del inmueble, un expediente que fuerza a la reconstrucción del edificio, que está pendiente del litigio entre las compañías aseguradoras.

Si en lugar de estar ubicado en el casco histórico lo estuviese en la zona urbana, los restos del edificio hubieran sido demolidos. La zona monumental de Pontevedra lleva una década rigiéndose por el plan de protección Peprica. Según este, el inmueble de los Soportales deberá ser recuperado conservándose su fachada, lo único que ha quedado en pie después del incendio de hace un año.

Ayer mismo, operarios procedían a la limpieza con presión de agua de la pared de uno de los edificios anexos, "para proceder a su pintado", según uno de los trabajadores.

Cualquier movimiento en la zona llama la atención de los ciudadanos y vecinos, como en su momento la causó el propio incendio. Esa noche, cientos de personas se congregaron en las inmediaciones de la Praza de A Ferrería para tomar fotos, vídeos o, simplemente, curiosear.

Amalia Bastida se encontraba en su vivienda, en la calle Michelena, cuando todo sucedió. Cuando fue consciente de que había un incendio en la acera de enfrente, ya vio a sus vecinos en bata de casa en la calle. "Menos mal que no hacía viento, sino las llamas hubieran alcanzado nuestra casa y la de otros vecinos", asegura.

"Lo más duro fue ver cómo todo se destruía y como se desprendían los balcones, poniendo en riesgo la vida de los bomberos", recuerda un año después con una perfecta visión de los restos del edificio desde su terraza.

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