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Pepa Martín, "mariscadora de cuentos": "Nuestra gran diferencia con Alemania es que allí se paga por ir a una sesión de cuentos"

La pontevedresa lleva cuatro años narrando historias a niños y adultos en el país germano

Pepa Martín, ante las torres de Oberbaumbrücke, en Berlín. // FdV

Trabaja dedicada de pleno al fomento de la lectura, una pasión que la mantiene actualmente lejos de su ciudad, Pontevedra. Pepa Martín, que utiliza el nombre artístico de "Mariscadora de cuentos", en clara referencia a sus orígenes, ha traspasado las fronteras españolas y lleva ya sus historias hasta los niños de Alemania. De Berlín, su capital, esta experta en los cuentos acaba de regresar, a donde viajó con una iniciativa de varias editoriales y el Instituto Cervantes de Hamburgo.

-Usted tiene una relación muy especial con Alemania. ¿Cómo comenzó?

-Ha sido un poco de casualidad. Yo colaboraba con una asociación alemana que trae niños de ese país de intercambio a España y comencé a contactar con colegios y librerías de allí. Mi primer viaje fue en el año 2012 con la Xunta de Galicia. Desde entonces ha habido más. La asociación de hispanohablantes "Mamis en movimiento" también me ha abierto mucho las puertas allí. También lo hizo el Club Solete. Este año he estado con las editoriales Tramuntana y Siete Leguas y también con la escritora Inma Muñoz.

-¿Hay en ese país muchos niños que hablen español?

-Solamente en Berlín hay treinta escuelas infantiles bilingües en castellano. Además, hay dos colegios bilingües y un instituto. Asimismo, muchos centros imparten clases de español.

-¿Qué es lo más difícil de preparar una sesión de cuentacuentos para la población infantil alemana?

-Después de haber estado allí, siempre digo que los seres humanos somos iguales en todo el mundo. Lo que nos diferencia es el clima, que es el que nos hace vivir de forma un poco más radical, en función de su dureza. Los niños son los mismos. Lo más difícil de esta labor es preparar el viaje, son meses de trabajo. También lo es entrar en los colegios. Tienes que hacerlo con "padrinos". En España es mucho más fácil. ¡Si yo fuese el Cristiano Ronaldo de los cuentos! (risas). Otra de las grandes diferencias es que en Alemania las personas pagan por escuchar una sesión de cuentos, aquí no. Mi primer viaje fue patrocinado con la Xunta de Galicia y las personas que pagaron mis actividades.

-¿Quiere decir que se valora más allí este tipo de trabajo?

-Sí, sin duda. Incluso en mi primer viaje asistían personas que sabían muy poco español. También he hecho talleres para adultos, a los que acudían personas que entendían el español porque tenían familiares, pero no lo hablaban. En Berlín hay mucho español. Ves uno en cada calle.

-¿Hay menos personas que se dediquen profesionalmente al cuento?

-Curiosamente, de las cincuenta personas alemanas con las que estuve la última vez, que eran del último curso de Bachillerato, de 18 años, todos me confesaron que nunca habían asistido a una sesión de cuentos. Pero yo sé que sí se hacen porque no deja de ser el pueblo de los Hermanos Grimm. Tienen la ruta de los cuentos de hadas, en la que se preparan los cuentos.

-¿Es difícil vivir hoy en día de lo cuentos?

-Es muy difícil. Las editoriales ya no son tantas, cada vez hay menos que apuesten por ello. Por mucho que se hable español, su idioma es el alemán.

-¿Y en España?

-También. Es muy difícil vivir del cuento. Acabo de estar con "La Navidad de Nicolás" de la editorial Tramuntana en Galicia, en Pontevedra, en la librería Aviones de Papel, y en Vigo.

-¿Cuáles son las historias que más gustan a los niños?

-Las de miedo siguen siendo las preferidas, sean grandes o chicos. Con brujas, lobos... Ahora, también las de Navidad, con Papá Noel, los Reyes. La Navidad es uno de los cuentos mejor inventados por el ser humano. Aunque yo la celebro siempre desde la cultura celta; así se la cuento a los asistentes a mis sesiones.

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