Inesperadamente, en silencio, casi clandestinamente se nos fue nuestro amigo Joaquín Cobo Area, sin molestar, sin hacer ruido. Marinense de nacimiento que a lo largo de su vida se involucró en el común esfuerzo de la defensa y desarrollo de su villa natal. Persona activa y emprendedora que supo enfrentarse a los avatares de la vida, siempre con ilusión y el profundo convencimiento de que todo podría solucionarse.

Luchador incansable y tenaz. Vivió entregado a su pasión: la mar, en la que participó en todos los frentes. Así alcanzó responsabilidades dentro del sector pesquero, base de nuestro desarrollo y tradición, que le hicieron luchar contra todas las embestidas, resistiendo una y otra vez contra la adversidad. A lo largo de su vida recibió grandes golpes que supo sobrellevar con valentía, y otros le causaron gran sufrimiento. Fue secretario del "Real Club de Mar Aguete", donde desarrolló una gran labor de organización y Vicepresidente de la "A.C.A. Santa Cecilia" y en la creación del "Padroado de San Miguel". Así mismo fue concejal del ayuntamiento en los años setenta.

Pero no por tantas ocupaciones en la vida de nuestra villa, dejó de cultivar las artes y las letras, dedicando parte de su tiempo a la literatura, a la poesía y a la pintura. Fue un entusiasta de la acuarela, y nos dejó varios cuadros como "Marín", "El puerto", "Portocelo", Hierros", etc. que confirman su exquisito gusto por el arte. No menos importante fue su incursión en la literatura dejándonos la novela "Viajeros al tren", una especie de biografía donde relata sus vivencias relacionadas con la mar.

Y finalmente, como muestra de un alma inquieta y sensible, cultivo también la poesía, dejándonos sus poemas, que tituló: "Diálogos íntimos", donde muestra toda su gran sensibilidad y ternura, porque como él me decía: "Tengo que escribir unos poemas más, para que cuando ya no esté y alguien me lea, me recuerde por algo más que por mi recio carácter". Entre los muchos poemas encontramos "Lamento y esperanza", "El sabor de un beso", "A mi padre", "A mi madre". También le dedicó un acróstico a su Marín del alma que dice así: "Mi hogar, mi cuna,- Alma y corazón,- Razón de mi consuelo,-Idílica pasión,-Nostra in mare fortuna". Y termino con una estrofa de su soneto "¡Ausencia!": "Es tan grande mi vacío y soledad- como insoportable tu larga ausencia,-que tan solo tu ansiada presencia-me devolvería la felicidad". Descanse en paz nuestro amigo Joaquín.